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Los ojos de mujer en celo


Los ojos de mujer en celo, me miraron en el centro de mis ojos, me llevaron en un vuelo, por el aire, por el cielo: buscando tu cuerpo subí las colinas, recorrí los desiertos, flote en las espumas del mar muerto.
Nada había entonces que me hiciere presentir que después de aquel largo sinuoso camino, pudiera un día por fin yo encontrar, el cuerpo con los ojos negros de mujer en celo, igual que una pantera; que una pantera negra, que me vino a mirar y que en un instante quisiera yo amar
La pantera negra era una ilusión, tardía, por sus bellos ojos, pero todo me inspiraba en forma confusa, amar a la bestia que estaba en mi lecho; la capa de piel quedó a un costado, su larga silueta quedo a mi lado. La miré detenidamente y era una mujer hermosa, solo que sus manos tenían las uñas puntiagudas, como si hiciese mucho tiempo que no se las cortaba,…¡ como si fuera una pantera!.
Las panteras cuando copulan, lo hacen rápido y emiten un rugido agudo de placer,
Las panteras no habitan más que en las selvas, se suben a los árboles con extrema agilidad, lo cual no hacen ni el león ni el tigre, para perseguir monos, de los que se alimentan.
Sus ojos son vivos y están en movimiento continuo, su mirada es cruel y espantosa, y sus costumbres atrozmente feroces, no ataca al hombre si no es molestada, pero a la menor provocación se enfurece, atacándolo como un rayo, destrozándole, sin darle tiempo a la posibilidad de una lucha.
De noche acude cerca de las habitaciones aisladas para sorprender animales domésticos,
Principalmente perros y a falta de animales vivientes se alimenta de cadáveres.
Aquella mujer de piel aceitunada, ojos rasgados estando desnuda solo tenía una mancha en la frente, era un símbolo de casta y era igual que las panteras de procedencia hindú.
La noche era calida, la mujer desnuda, su mirada afiebrada de mujer en celo, por suerte la noche evitaba mirarla pero no, besarla, tampoco tocarla, la tome en mis brazos me beso apasionada, me mordió la boca hasta salirme sangre.
Estaba excitada, me ofreció su pelvis y yo la tome, copulamos lento, como una señora y mucho, pero cuando terminé, quise salirme y no pude, igual que las pantera ella me tuvo en su interior por largo tiempo, sin dejar que hubiera sufrimiento; la noche nos retuvo hasta el amanecer, cuando me separé, me quedé dormido y no desperté hasta que el sol estaba en la mitad del cielo; la busque en todo el pueblo, pregunté por ella, fui hasta los bosques y no la encontré.
Solo los rastros de una pantera y el signo de huellas en un árbol muy alto de una pantera, que nunca vi.
Al volver al pueblo encontré los ojos de una mujer en celo, con su cara cubierta por espeso velo, no era ella porque le miré la forma de estrella que en su frente llevaba.
Pero hice un descubrimiento: las panteras negras y las mujeres en celo, en las lunas llenas buscan a los hombres y copulan con ellos:
…¡Ellos sin saber con quien¡.

Jorge Eduardo la plata buenos aires 2008-10-23
argentina

Texto agregado el 03-11-2008, y leído por 417 visitantes. (0 votos)


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