La novia dijo que no… y está llorando en un rincón del gran templo. Esto es un espectáculo extraño pues todos aplauden, cantan, bailan, mientras la niña tiñe de rojo y lagrimas su traje sedoso. Por su parte la acústica engulle sermones y gritos dolorientes, quizá por eso nade parece oírlos. Finalmente la novia acepta… salpicando Biblia y cura con su sangre ennegrecida… ¡Ufff..., que alivio! Ahora puede comenzar la dicha eterna.
Texto agregado el 03-11-2008, y leído por 1176 visitantes. (6 votos)