Tus rocas acciones quisieron quebrar mi espíritu.
¿Por que te esfuerzas tanto en tratar de verme en el suelo?
Quisieron verme llorando por las putas calles de esta renegada ciudad, pero mis lagrimas son acidas gotas que se pierden en la sombra de mi habitación, lejos de los ojos curiosos del morbo humano, de la compasión de cartón y los consuelos burlones.
Tu soberbia me da risa.
Tu falsa pasión alimenta mi odio.
No eres mejor que nadie, mas vives pensando que no le haces daño a quienes que con frases rebuscadas quieres atontar.
No eres ni hombre, ni mujer, ni animal, ni elemento.
Eres una enfermedad nacida en mentiras e hipocresía.
Tu cultura es forzada y tu arte yace inerte pues tus creaciones son tu reflejo, hueco, frío y mal concebido.
No me importan tus dolores, ni tus experiencias de niño malo.
No me importan tus desdenes, ni tus vivencias inventadas.
Me da lo mismo tu familia y tus amigos imaginarios.
Me divierten tus intentos de vender tu honestidad.
¡Rebelde de cristal! criado entre oros y platas.
Guerrero cibernético, sin manos ni pies.
Carcajadas abundan en mi boca, la boca que nunca tendrá una palabra cariñosa para nadie.
Mis brazos ya no sostienen ni piedad ni tristeza por ti.
Te deseo lo mejor de lo peor en este país podrido.
Y que las personas no te traten mal de la manera que tu lo haces, si no que diferente.
Ojala, tus pisadas se apaguen camino al olvido.
Y tu nombre y sus nombres desaparezcan en una nube de sorpresa y distorsión.
Tú, y todos aquellos que esparcen su virus en esta sociedad de mierda.
Que tengan malos días y noches muy largas y mediocres.