Alguna vez quise ser muchas cosas, y hoy estoy en camino de ser algo y alguien completamente diferente, me doy cuenta que con el paso del tiempo, han cambiado sustancialmente mis expectativas en función de algunos pequeños logros que creo he ido alcanzando. Primero me sentí frustrado por las cosas que no pude ser o hacer, como algunos estudios que me hubiese gustado concluir, lugares a los cuales pude haber acudido pero por falta de “okane” no pude, etcétera. Ahora veo con cierta claridad que fueron logros pequeños los que me emocionaban entonces, pero tuve alguna que otra osadía descabellada que al ser conquistada me abrió nuevos horizontes, por más que todo sea juzgado como más grande o más pequeño dependiendo del lugar desde donde se mire, como en el caso de una silla, que para un niño pequeño es alta y para una adulto que ya de nada se sorprende puede resultar muy pequeña.
He ido conforme camino, cambiando de sueños, algunos simples, algunos complejos, pero al final de todo eso, sueños que me han permitido levantarme día tras días después del sueño y la fatiga, del desconsuelo y la soledad acompañada de tantos de quienes me he alejado, de las cosas que por no ser como los demás nunca hice, y que ahora acaso debiera extrañar. Estoy tratando de ser mejor persona porque aún no lo consigo, me he distanciado de mi propia humanidad en la búsqueda de la perfección que no existe, pero me detengo a pensar y creo que todos padecemos de los mismos males, sólo que algunos somos más reacios al cambio que otros, por más que sea esto un proceso constante y sobre todo natural de nuestra condición humana.
Intento aprender muchas cosas que sean aplicables y transmisibles, ayudar con ese conocimiento a que dejemos de estar en ese hoyo de ignominia que detesto y llamamos ignorancia colectiva, porque acaso pueda parecer exagerado, pero cambiando de sueños, ahora sueño con que mi país avance más rápido, que sea reconocido por ser cuna de gente de talento, y no sólo de oportunistas “creativos” que solamente se las ingenian para hacer todo más práctico, pero mal, y más barato… Me encuentro entre la paradoja del omnívoro y la disyuntiva de dejar de ser un cocinero y ser mucho más, por más que las denominaciones sean también punto importante de subjetividad, como escribir o pintar son para algunos neófitos cosas harto difíciles, desdeñables o incluso despreciables, porque creamos que lo que nosotros realizamos es lo “mejor”, lo “realmente importante y trascendental”.
Me doy cuenta de que siempre pretendemos ser los mejores, o los que mejor hacemos las cosas, “mi carrera es la mejor, mis estudios son los más valiosos, lo que vendemos es lo más indicado", etc. Mejor debiéramos preguntarnos en qué ayuda todo de cuanto hago, si lo que busco es pisar a alguien o ayudarlo a que suba o siga avanzando, porque si tuviésemos el mismo sueño de crecer, dejaríamos de “tranzar” al otro para librarnos de un trámite, o “morder o dar mordida”. Esto apesta a círculo vicioso, y si la gente no cambia de sueños estamos atorados. Quisiera que al manejar la gente fuese más prudente, que las cosas cambien y no tema más al policía que al delincuente, que no nos estemos robando los unos a los otros, quisiera confiar en la gente… Yo voy cambiando de sueños, pero mis aspiraciones no lastiman a nadie intencionalmente, no pretendo escalar hacia ninguna parte a costa del trabajo de los demás, ni de ver cuan astuto puedo ser para fastidiar a alguien buscándome un beneficio, eso creo que hace la diferencia y así seguiré avanzando, ayudando en el camino a quien también se deje ayudar, aunque no compartamos el mismo sueño por alcanzar.
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