Juan te llamas
Cada perla significa una pena hijo, cada arnés engarza una noche y otra sin dormir noches repletas de llanto, incertidumbre y humillación, no hijo tu no le regales un collar a tu mujer, este collar solo simboliza dolor contrario a lo que muchos podrían creer. Tu padre me lo regaló en nuestras bodas de plata pero lejos de hacerme feliz fue una recompensa por un caudal de lagrimas, tu no mi niño, tu no le des un collar así a tu esposa, ninguna mujer merece el trato ingrato que me dio tu padre, ayer llegaste tarde y venias de un lugar de “esos” a mi no me engañas, esas salidas furtivas y esa infección que trajiste entre las piernas la pescaste en tus andanzas de picaflor, probando las diversas camas que solo te traerán problemas, y que para colmo harán infeliz a una buena mujer, ¿que vas ha hacer cuando cumplas 25 años de casado?, le harás un homenaje como lo hizo tu padre regalándole un collar de perlas que lejos de ser un gusto, es el homenaje a las vejaciones y los sufrimientos callados que tiene que sufrir una mujer resignada por que el día que decidió darle el corazón a un hombre, lo hizo para siempre y no puede equivocarse y tiene que vivir perdonando y haciendo como que no pasa nada después de cada parranda y cada camisa manchada por carmín barato y el cuerpo hediondo a mujer de moral relajada que no es culpable pero que mucho daña. No mi retoño aunque tu padre te diga que esta bien y que para eso eres hombre para hacer tu voluntad, tu no hagas caso y vuélvete un hombre distinto, uno que respete su hogar, sus hijos y su mujer no solo uno que la use como hotel su hogar, como lavandería y fonda, usted es muy listo para hacer lo que todos los gañanes, por eso cúrese ese enfermedad y no vuelva mas por esos sitios, acomódese la camisa y regrese a su casa a disfrutar de esa bendición de mujer que dios le dio, ¿Qué busca? Con esos amoríos inciertos, perder lo bueno que la vida le ha dado, esa mujer maravillosa y ese hijo encantador. Aun esta a tiempo para desandar sus vagancias y hacerse hogareño y recto.
Se secó las lagrimas y le juró en silencio a su madre que la obedecería, pasó a un baño publico y trató de disfrazar las evidencias de una noche loca, entró despacio a su casa y le dio unos besos lleno de culpa a su mujer, abrazó a su pequeño hijo, y lo volvió a dejar en su cuna.
No paso más de una semana cuando el demonio maldito de la tentación lo tentó irresistiblemente.
- Hola Juan—. -Se escucho una voz del otro lado de su celular—
Y de nuevo a torcer el destino; la vida lo volvió a encontrar en los brazos de una mariposa cara, de esas que se venden por horas, endulzándole el oído mientras le exprimía la cartera.
Otra madrugada fría en un motel incierto, el sabor a pecado que se le revolvía en la boca con el licor, la nariz saturada por el perfume del egoísmo y de nuevo a buscarse un pretexto para no sufrir los escarnios de la que en su justo derecho esta, por aguardarlo con el alma en un hilo pensando que algo le ha sucedido.
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