SIN RED

Bajo este cielo fugaz
e incandescente
con amores de chips
y luz de estrellas,
de memorias precisas
y aviesas papeleras
que aplauden o condenan
con loca algarabía
ponemos al azar
de quién nos mira
la emoción y el sentir
de nuestras venas.
Es este mar sutil
que navegamos
entregados al latir
de ordenadores,
un juguete inocente y glamoroso
que alumbra con su sol
nuestras quimeras,
y un arma irreverente y despiadada
que esconde en su frialdad
nuestras mentiras.
De a ratos es un mundo
que fascina
haciendo realidad
lo que soñamos,
y en otros
con su infierno desalmado
su cruda levedad es pesadilla.
Inquietante
es este modo con que miran
nuestros ojos
un espíritu sin rostro,
nos pone a la merced
de afinidades
que no pueden sostenerse
con verdades.
Es atrapante su luz
cuando encandila,
nos llena el corazón
y nos vacía,
vergeles insondables
nos deslumbran
y compramos
sus geniales fantasías.
De pronto sin su alquimia,
desprovistos
de redes que contengan las caídas
regresan con su sed
nuestros desiertos
a desgarrarnos con saña
las heridas.
No tiene parangón
su anatomía
bajo su mística,
de fe desarropada
acariciamos
sentimientos impensados,
llegamos hasta sitios
muy extraños,
tocamos a otras almas
y nos tocan,
nos encendemos, somos luz,
nos apagamos,
sabemos que hay opuestos
y hay espejos,
podemos dar amor
o lastimarnos
pero ya nunca
podremos estar lejos.