Mejor habría que pensar en como seguir aquellas reglas básicas que acarrea enamorarse, o con un poco de suerte que se enamoren de uno. Son pequeñas normas tacitas que se mantiene aun en las mas desvariadas situaciones. Se conocen como códigos, premisas o incluso se le puede otorgar característica de sabiduría a quien sabe comprenderlas; aun así no hay hombre capaz de eludirlas y si existe no se jactaría de ídolo o ejemplo a seguir sino más bien de insensible.
Uno puede resentir todos aquellos dolores que rastrillan hasta las entrañas pero no puede evitar embarcarse cada vez mas profundo en la pasión que esta despierta. Cuando pareciese que todo estuviera sostenido y depositado en un solo ser, uno se resiste a pensar vivir sin aquella motivación lo que vuelve más agresivo y corpóreo ese dolor esclavista.
Las oportunidades no existen son solo espejismos que crean las abuelas para distraer inútilmente la atención del cautivo. El amor a primera vista tampoco existe, si podemos comprender que el amor es concretamente abstracto y que cada cual lo pincela y modela de acuerdo a sus gustos, veremos que una mirada no es mas que una manera de observar y no refleja la totalidad de la persona. También se decir que uno no se enamora una sola vez, ni existe el amor de tu vida, ni que la gente que ama será siempre correspondida entre otras variaciones de mitos urbanos para tranquilizar almas vagabundas.
Al igual que decimos esto también hay que saber que uno nunca sabrá bien que lo trae del otro, porque en realidad es una totalidad lo que atrae; no podría decirse que cuando uno se enamora es feliz o que puede matar por amor o si se quiere que hay amores que matan. En fin ojalá pudiésemos escribir nuevas normas en vez de vivirlas sangrando.