Que cada puto día termine sin suspiros y sin quejas, lo prometí, ayer, pero ya no lo pude cumplir... Porque aún existe en mi cabeza la vaga idea de la felicidad pero me falta conocerla bien de cerca...no?, de agarrarle el gustito a la sonrisa y saborear dulce, muy dulce como miel, el tiempo...
Y no querer que pase, y borrar los relojes y los antojos y salir sin pensar por un instante qué es lo que tengo que hacer...
Pero soy tan realista que esa vaga idea se retuerce en mi interior y me clava como una espina, penetra en mi piel con los pasos, y no existe voluntad para sacarla, porque tengo miedo que jamás vuelva a ser parte de mi...
Y me acomodo en la cama pensando qué día va a ser mañana y cuántas horas pasaré mirando el reloj... y cuántos espejos gastaré preguntándome quién soy, y qué estoy esperando del tiempo y del espejo…