El Espantapájaros
Cierto día el espantapájaros se cansó de su trabajo. La soledad le gustaba, la disfrutó mucho durante sus primeros años, pero ahora que sabía que le quedaba poco tiempo, buscaba la nueva experiencia de compartir. Desde su pequeña loma divisaba siempre a los animales que pastaban a la distancia, al principio con curiosidad, pero en los últimos tiempos, con envidia. Ellos se movían, conocían a otros individuos, compartían. A esos animales no les permitían el paso a los sembradíos que nuestro amigo resguardaba, hablar con ellos sería imposible.
Aunque en algunos cuentos se les presente como sabios consejeros, la verdad es que los grillos y otros insectos son completamente estúpidos, no saben hablar. Muchos años lo intentó el espantapájaros sin ningún resultado. Es probable también que ellos sean tan inteligentes como para querer parecer estúpidos ante un ser como el espantapájaros, quien debe parecerles un personaje patético.
La única posibilidad que vislumbró nuestro amigo, fue intentar comunicarse con las aves, justo aquellas a las que debía espantar. Obviamente él se daba cuenta perfectamente de esta contradicción, pero el avance en las construcciones de condominios era muy rápido, sabía que su pequeña loma desaparecería en poco tiempo, y no le importaba hacer mal su trabajo durante su último período, si gracias a ello lograba su ansiado sueño de entablar amistad con otro ser.
Comenzó por cambiar su vestimenta. Se quitó la ropa que parecía amenazadoramente humana y se mostró desnudo al nuevo amanecer. Cambió también su grave expresión por una amistosa sonrisa. A las pocas horas, a media mañana con el fuerte sol dando justo sobre su descubierta cabeza, un cuervo se acercó a la loma y se posó a sus pies, en busca de algún retazo de sombra.
- ¿Buen día, amigo cuervo? - le dijo amistosamente el espantapájaros, mientras el ave daba un brinco y despegaba asustada unos centímetros del suelo.
- No te asustes, por favor. Tan sólo soy un espantapájaros que se cansó de su trabajo y quiere buscar amigos durante sus últimos años. ¿Podrías ser mi amigo?
- Me pides algo muy difícil espantapájaros. No conozco ninguna historia acerca de espantapájaros y aves que sean amigos. ¿Por qué debería confiar en ti?
- Mira por sobre esa cerca hacia el sur. ¿Ves esas máquinas amarillas? Son la señal de que muy pronto todo lo que ves acá desaparecerá, incluyéndome a mí. Ya no tiene sentido cuidar el sembradío, si de todas formas va a desaparecer.
- Lo siento amigo, no sabía que eso es lo que te espera.
- No te preocupes amigo cuervo, sólo deseo tener algunos amigos antes de retirarme para siempre.
Esa misma tarde el cuervo llevó a toda su bandada a la loma del espantapájaros, celebraron una animada fiesta, arrasaron con el sembradío, contaron historias y hasta cantaron junto al espantapájaros retirado. La sonrisa con la que él se durmió esa noche no fue dibujada por ningún humano, y sólo pudo ser apagada por la máquina que destruyó la pequeña loma a la mañana siguiente.
Jota |