La clase de teoría del Color no defraudó las expectativas de nadie, el profesor Aguamarina encantaba a sus alumnos no sólo por su apariencia, sino por dominar excelentemente bien la teoría del Arte. Durante esos noventa minutos Rojo apartó de su mente de Marrón, pero apenas salió de la sala, sus problemas volvieron. Caminó en dirección al casino de la universidad, como casi todos los días, Rojo almorzaría junto a Violeta y su novia Fucsia. El casino era un caos, pero ahí estaban las dos muchachas esperándolo, a Rojo siempre le dio la impresión de que aquella relación era a prueba de todo y que si existiese una mafia gay en el campus ambas serían las reinas de esta, tenían contactos por doquier, sabían quiénes estaban en la “lista rosada” como la llamaban, por eso Violeta tuvo ciertas aprensiones al saber que Rojo se vinculaba con Marrón, y aunque no se lo dijo a su amigo, estaba aliviada de que eso ya hubiese terminado.
- Hola - saludó Rojo a Fucsia con un beso en la mejilla, a Violeta sólo le entregó una pequeña sonrisa ya que anteriormente se habían visto, y se sentó frente a ambas muchachas.
- Toma - dijo Violeta levantando su mano con dos flyers.
- Sabes que esto no es lo mío - dijo Rojo sin siquiera prestar atención a los volantes que la muchacha le entregaba.
- Con esa actitud no arreglarás nada, necesitas distraerte y estos lugares son de los mejores de la ciudad - dijo Fucsia moviendo coquetamente su cabello.
Rojo contempló ambos volantes, ambos muy distintos, el primero tenía motivos circenses y con letras recargadas de adornos decía: “LeDisKo”, el otro era muchísimo más sobrio, y sólo al finalizar la propaganda indicaba con pequeñas letras negras: “Chevaliers”.
- Te recomiendo “LeDisko”, Su Dj es el mejor de toda la ciudad y es muy de nuestro estilo - comentó Violeta mientras acariciaba el cabello de Fucsia.
Rojo se sintió muy tentado de ir, pero no le parecía el mejor momento, ni siquiera había ido mientras estuvo con Marrón, menos ahora que estaba sólo- No tengo con quién ir - sentenció mirando a las chicas, aunque sabía que en su Messenger, un par de personas accederían a acompañarle, si se los pidiese.
- No pongas pretextos, allá nos encontraremos - dijo tajantemente Violeta un tanto impaciente y con ganas de cambiar el tema pero sin encontrar nada interesante, por unos instantes se produjo un silencio incomodo, que era aplacado por el bullicio del centenar de personas que los rodeaba.
Quienes se acercaban a la mesa lanzaban miradas indiscretas, tanto Violeta como Fucsia eran dos mujeres muy atractivas y diferentes a la vez, mientras la primera tenía el cabello melena negro, la piel tostada y vestía con reminiscencias góticas, la segunda era pelirroja, muy pecosa y sumamente femenina. Más de alguna vez alguien alimentó sus fantasías insinuando que ambas muchachas eran novias, no porque hubiesen visto algo, sino porque en la universidad solían levantarse rumores de casi todo el mundo, la mayoría mal fundamentados. Rojo por otro lado, era un chico relativamente normal, común, sin un rasgo que lo destacara de otros universitarios, de cabellera negra y piel blanca, siempre con un aspecto de fragilidad que se había acrecentado tras la ruptura con Marrón. Tras almorzar, los tres fueron a recorrer el parque principal, ahí se quedaron unos instantes, recostados en el pasto, contemplando como los demás iban y venían, mientras Violeta y Fucsia se deleitaban contemplando las posibles nuevas adquisiciones de la “lista”, Rojo centró su vista en Marrón, lo vio a lo lejos pasar a su facultad en su bicicleta, otra vez el dolor se apoderó de él, esta vez mezclado con rabia, no quería sentirse así, alguna vez en su juventud pasó por una tristeza similar y había perdido mucho tiempo de ese año recuperándose, esta era más intensa y por tanto no le daría oportunidad de carcomer su existencia, iría a LeDisKo, solo o acompañado.
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