No contestaste mi llamada y decidí ir a buscarte, Mis pasos eran rápidos como si supieran que el tiempo jugaría en contra de ellos, las calles se hacían eternas sendas laberínticas y los semáforos se confabulaban con los autos. Llevaba entre mis brazos una verdad, una verdad que solo tu necesitabas escuchar, había terminado con mi pololo y quería volver contigo, era un regalo para aquel “nosotros” del cual hace mucho tiempo no hablábamos.
El viento era cómplice de Los árboles, y estos dejaban caer sus hojas bajo mis pies como si estuvieran llorando y tuviese que enterarme, pero no importaban los detalles del camino, todo seria distinto, al verte te besaría como nunca lo había hecho, te acariciaría en mi pecho y dejaría que te durmieras en él. Despertaríamos en la madrugada como alguna vez lo planeamos y seria mucho más de lo que anhelábamos.
Al llegar a tu casa, la puerta estaba abierta, grite tu nombre , mientras dejaba escapar el ultimo respiro de tu perfume que se sostenía en el aire, me tropecé con papeles, con figuras de porcelanas hecha trizas, y aquel mueble de la esquina del living botado de costado, habían asaltado tu casa y nada estaba en su lugar, te busque enloquecida, algo había sucedido, y mi mirada descontrolada buscaba tu rostro, pero algo detuvo mi indagar, era tu cuerpo tendido en el suelo, y tus manos boca arriba como diciéndome acá estoy, me fui corriendo donde ti, cubrí tu cuerpo con el mió y presione tu pecho para que supieras que estaba ahí, bese tus labios aun tibios y acaricie tus rostro para que reconocieras mi piel, estabas muerto, un paro cardiaco había terminado contigo, te acurruque en mi pecho para que durmieras tranquilo, y aun que sabia que nunca mas despertarías estaba segura que cumplirías la promesa de cuidarme a lo lejos. |