Mi pueblo se cubre de tristeza
durante los días de invierno
que llueve sin misericordia
y el río nos sorprende en nuestra alcoba
despertándonos de madrugada;
y cuando escuchamos que el horno se cae
como si no tuviera pan que hornar
cada uno de nosotros recuerda al abuelo
por esa desidia de no construir la casa
en la altura, cerca al cementerio;
y es preferible oír el lamento de los muertos
a despertarse oliendo a barro y miseria.
Texto agregado el 28-10-2008, y leído por 176
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