Sus ojos, sus labios...
Sus ojos,
paseo por la orilla del mar,
a medianoche.
Sus labios,
vino dulce ofrecido en libación,
sobre mi cuerpo.
Sus manos,
ungüento fresco en mi piel,
que refresca el alma.
Su perfume,
incienso de mirra, flor de gardenia,
que envuelve el corazón.
Su piel,
fina seda natural, canela perfumada,
embrujo mortal.
Su cuerpo,
escultura en diamante,
¡Esfinge!, labrada en mis deseos.
Su amor,
vida que da vida a mi vida,
eternidad.
Su adiós,
mi muerte. |