Con un viejo trineo arrumbado
hice una mesedora que cruje.
En el rojo poniente, rezonga el atardecer
latente espera hasta que el sol desaparesca.
Estuve tanto tiempo esperando
verlo regresar, que ahora visto
con echarpe de croche y canas en la cabellera.
Rumbo hacia la tumba aún continuo
esperando como el primer día,
de la última vez que lo acaricie
con tanto amor de mujer enamorada,
ya no sabré más que contar,
si nubes, si horas. Lágrimas que desfilaron
entre tanto recuerdo de día felices.
Se apaga la viva, se hunden las letras.
¿Porqué se fue zanjando tanta distancia?
¿Porqué no habrá sido algo divino?.
Una vez tomé sus manos
y estaban aspera como enfermas
porque habia trabajado alzando cal,
entonces esa noche estrellada
adoré su cuerpo entero con respeto,
con suaves caricias que hundian las palmas.
Después en otra, hicimos la cena,
con velas, en la terraza desnudos,
pero con antifases y pompones
de plumas como del varieté,
rociandonos champagne de frutillas
con los ojos cruzando lenguas,
intercambiando prendas de realizar amor.
Para mí el pasado es el presente,
él está en cada segundo que corre,
no encuetro sentido a calentar la pava
si no es recordando su bella figura.
Voy a sostener el termo rememorando.
Cada mate que tome sera dedicado
a su nombre. Y cuando alise el cabello
por cada pasada rezaré un padre nuestro,
para que vuelva a vivir estando a mi lado.

fin (no muriò-no muriò).
fin.