Ese pequeño objeto translúcido
que asoma su borde como un rubí
una botella al mar, pensas
con la alegría de quien logra saltar muy alto
pero no te animas a abrirla
recordás ese torrente que te inundaba con su plumaje
aquel cuento famoso
que leíste en una playa bonaerense saltando medanos
arriba sobrevolaban las gaviotas y debajo
asombroso
las hormigas trazaban su sendero por encima de tu pie
pero no te molestaba
existía una pedagogía del asombro
cuando abriste y leíste una carta extrañísima
repleta de garabatos
dirigida con gran afecto a Libertad Leblanc
te prometiste encontrar como sea al remitente
aunque fuera virtualmente imposible
y de pronto
un extraordinario silencio
como si todos los animales del mundo hubieran emigrado
hacia el centro de tu vientre
un big bang pero al revés
las cosas comenzaban a retornar a ese lugar
que por error se había expandido hace ya tantos años.
Texto agregado el 26-10-2008, y leído por 340
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