llegaron todo a la casa de mi madre. nietos, hermanos, cuñados, perros, autos y chóferes, empleadas vestidas de blanco con medias transparentes y limpias con sus peinados atados a un cintillo todo de blanco... les abrí la puerta y todos entraron, saludaron, sentaron, jugaron, etc... recibí una llamada telefónica. contesté. era un empleado de la fábrica que no tenía las llaves para entrar. pedí permiso y salí de aquella reunión familiar. ya en la calle encendí la radio del auto pues tenía un pequeño y blanco auto de trabajo. no había nadie por las calles. pensé en mis familiares y pensé que todos tenían familiares en los caminos… vi un auto de cabeza y otro de costado, ambos de color blanco. bajé del mío y vi a los chóferes tirados por la pista. nadie había en la calle ni un solo ruido. ellos estaban muy malheridos, sangrando y tratando de decir algo. me acerqué a uno y vi que repetía un nombre a cada rato... me acerqué hacia él como para ayudarle y vi que un pedazo del cerebro estaba despegándose del cráneo, como si fuera un moco chorreando por la nariz... me dio asco y algo de mí empezó a retroceder. iba a fijarme en el otro cuando un ave blanca bajaba hasta posarse sobre el cuerpo, exactamente sobre su cara... siempre pensé que las aves blancas eran sinónimo de paz, pero al ver que éste intentaba sacarle un trozo del ojo, me dio un gran malestar y decidí subir y alejarme en mi auto... llamé por el móvil a la ambulancia para avisarles del extraño y terrible accidente. una grabadora me dijo que dejara el mensaje. no pensé mas y dejé el recado. arranqué y seguí escuchando música, mucha música. llegué a mi centro de labores y vi a mi empleado junto a dos niños y una gordísima mujer, y todos vestidos de blanco... ¿qué extraño?, me dije. le saludé, le di la llave y me fui, pero no hacia mi casa, no, nada que ver, no, decidí ir a un lugar lleno de música, de libros, cuadros, etc... algo que me entretuviera. llegué al "sitio" y entré. extrañamente, tan solo había una sola persona junto a un niño, vestidos de blanco, que eran los que cuidaban el “sitio”... le pagué y entré. qué bello es estar en el centro de la belleza, aunque muerta o moribunda. sonreí largamente hasta hacerlo a voz de cuello de jirafa y no sé si de locura o stress...


san isidro, octubre de 2008