Obsesión

Dormida, en tu lecho. Los primeros rayos de sol se proyectan sobre el esbelto cuerpo que descansa plácidamente. Magnificando cada relieve de tu figura. Transformándola en una escultura viviente, hecha realidad. Un arte en síntesis. Esperando ser amada una y otra vez. En un instante, vienen a mi mente como chispas, vibraciones infinitas, que me estremecen cuando revivo los momentos que está imaginación reproducen sin cesar. Cuando indisolubles, nos amamos con pasión y desenfreno. Cierro los ojos y pienso que el milagro de haberte disfrutado, aunque sea así, pasara... Pero ese paisaje es imposible de olvidar. Obnubilado, no puedo dejar de contemplarte. El solo hecho de pensar en acercarme lentamente, mi corazón se acelera en su latir y creo que estallara indefectiblemente. Que sensaciones indescriptibles, afloran. Haciendo de este lugar, una especie de cosmos dotado de la perfección, abstraido del resto. En el que lo inmaterial se corporiza en cada milimetro de esa tersa piel. Una especie de divinidad que pronto se realizara. Lo percibo a través de un cúmulo de sensaciones.
Pero cuan lejos estas. Desde mi ventana, puedo imaginarte así, noche tras noche. Deseoso de que algo de todo aquello se haga realidad.