La historia vuelve a repetirse, derivando siempre en el mismo turbio río. De la sumisión pasamos a la efervescencia. El mar se pone picado, y las olas nos llevan hacia la rosada orilla de mayo.
Despierto el sábado, creyendo que la libertad ha llegado. Encuentro la lista de tareas pendientes. ¡Que hipócrita soy! Ya no me interesa que el zapatero esté esperando que retire la sandalia que arregló hace 6 meses. No me preocupa que la mugre me ahogue en sus bollos. No sería capaz de advertir, la caída de todos los libros que me quedan por leer, sobre mi cabeza. No me interesa el desgaste de mi ropa, la suciedad de mi pelo, pues lo mismo me da que el corpiño se venza o que el elástico de mi bombacha me abandone.
Y otra vez Cristinita en diarios y televisión. No mientas, Cristina. La educación te importa un carajo. 4% de un carajo. Los guardapolvos no están para tapar los moretones que tu patota le deja a la patria. No están los guardapolvos para tapar el dolor por el colega en baja.
Entre tantas otras cosas, le temo a la incertidumbre que me genera el navegar por tu océano, desconociendo su profundidad. Encuentro en vos tantos objetos indefinibles, que obstaculizan mi andar. La fuerza no sobra. Que no te sorprenda un abandono, o una victoria por Knock out. ¡Dios mío!. Mi cabeza es un sinfín de ojos, manos, bocas, labios, lenguas, voces, palabras, y deseos que no logro interpretar.
- Una sensación de ahogo me asfixia.-
Cambié mis parámetros. Ahora dudo de los extremos. No teman por mi, encontraré el equilibrio. Llegará el día en que logre hacer pié.
- Hacia el guardapolvo voy -
("Tus ángeles me rescatan de la miseria") |