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Dos Personas ,
Una Historia

Capitulo 1: El Descubrimiento
Érase una vez un chico llamado Daniel. Daniel fue de buen linaje, de claro ingenio, de gentil disposición, dotado de muchas gracias, especialmente de la gracia de leer. Fue preso en el amor por los libros. Soñaba con sus personajes y mientras leía el era un personaje mas dentro de los mundos fantásticos o de la antigüedad. Daniel sentía una pasión casi incomprensible por los libros. Los libros eran para el un ente esencial en su corta vida. Para el, una vida sin libros, era como una caja vacía que era necesaria llenar. Daniel comparaba a los libros con mujeres. Para el cada libro era como una mujer distinta que hay que saber tratar. Cada libro debía ser leído de una forma distinta dependiendo del autor y del género. Daniel tenia a alguien que lo inspiraba en todo lo que a libros se refería. Este era su abuelo. Su abuelo era su consejero. Se pasaban largas tardes conversando en la biblioteca de su abuelo, que tenia sobre cinco mil libros, sobre los libros que el abuelo le había regalado para que Daniel se los leyera. El abuelo de Daniel era un hombre sabio, de mucho dinero, que baso toda su carrera en el esfuerzo y siempre con mucha paciencia. Uno de tantos de los ejemplos que se pueden dar sobre las especiales características del abuelo, era su espectacular biblioteca que había armado con mucha paciencia y contenía más de cinco mil libros. Todos los libros estaban ordenados dependiendo del género y del autor. El abuelo llevaba una lista para saber a que persona le había prestado los libros. Pero como Daniel era su nieto favorito, el abuelo le regalaba los libros a Daniel, ya que el sabia que Daniel sentía algo especial por los libros. Algo que muy poca gente sentía. Además confiaba que en el día en que el muriera, Daniel se haría cargo de todos sus preciados libros para cuidarlos o hacer una inmensa biblioteca publica para gente que necesitara leer. Daniel siempre tenía una duda respecto a la afición de su abuelo por los libros. Una pregunta muy corriente dentro del mundo adolescente hacia el mundo adulto. Daniel preguntaba a su abuelo cual era su libro preferido. A lo que su abuelo, con una amplia sonrisa, le respondía que esa pregunta se la iba a responder cuando Daniel estuviera más grande. Para el abuelo, Daniel necesitaba madurar más para poder leer el libro tal como deseaba que su nieto lo apreciara. Pero Daniel ya tenía quince años, y estaba próximo a cumplir los dieciséis años de edad. Lo que más añoraba en su cumpleaños número dieciséis, no era ni ropa ni dinero como otros jóvenes y sus amigos suyos deseaban. Daniel solo quería el preciado libro de su abuelo. Para Daniel, leer era su oportunidad para conocer la verdad del mundo. Como Daniel era de familia acomodada, su entorno era una burbuja que Daniel maldecía. La gente alrededor suyo, como por ejemplo sus compañeros de clases, no sabían nada de historia, ni nada de actualidad, mientras que el quería salir a investigar, a explorar el mundo .El ya se había leído libros como El Quijote de Cervantes, o El príncipe de Maquiavelo. Eran libros que le enseñaban a conocer nuevas formas de vida y nuevas formas de cómo conducir la sociedad, pero mientras los leía, pensaba como estos valiosos libros no le gustaban tanto a su abuelo como para que fueran su libro favorito.
Pero en el cumpleaños numero dieciséis de Daniel, el se encontraba muy nervioso. Su abuelo no llegaba y todos lo estaban esperando solo a el. Todos los invitados ya habían entregado sus regalos y finalmente, después de mucho tiempo de espera , llego el abuelo de Daniel con su regalo. Lo llevaba en su bolsillo. Daniel se preguntaba que podría ser, ya que ningún libro podría caber en un bolsillo tan pequeño como el de su abuelo. Daniel y su abuelo se dirigieron inmediatamente, antes de que el abuelo fuera capaz de saludar a los invitados, hacia la pieza de este, y el abuelo le dijo: “Daniel, querido, primero quiero desearte un muy buen cumpleaños. Creo que este cumpleaños va a ser mas emocionante que los otros por los que haz pasado ya que te he traído por lo que haz estado preguntando por todo este tiempo”. Daniel se puso nervioso, sintió la extraña sensación que iba a conocer de una vez por todas, para el, la mujer mas bella del planeta y el abuelo, estirando la mano del bolsillo, sacó un pequeño libro. “Este es el libro del que nunca te he hablado Daniel. Es un libro especial. Debes tratarlo con cuidado y con más aun, con respeto. Debes pensar que este libro es como una reina. La reina de todos los libros que se han desarrollado en la cultura española. Al principio Daniel se sintió extraño. Era una sensación nueva para el. Pero sintió una pequeña cuota de decepción. Encontró que su abuelo sobre valoraba un libro tan pequeño como este. Lo vio por un momento, y leyó el titulo: “La Celestina o La Tragicomedia de Calisto y Melibea. Autor: Fernando de Rojas.”. Lo primero que Daniel pregunto a su abuelo, fue que el nunca había escuchado de este autor, a lo que el abuelo respondió: “Rojas fue un autor clave en la transición de la Edad Media al Renacimiento. Su obra represento una nueva forma de ver las cosas en la sociedad. Y millones de mitos se habían escrito sobre esta obra. Por ejemplo, que Rojas no había escrito el libro. Y tantas otras que en este minuto son difíciles recordar. Tu Daniel, seguramente no haz escuchado de Rojas, porque la Celestina fue el único libro que el escribió”. Daniel le agradeció a su abuelo por el regalo, a lo que el abuelo le pidió que no le diera las gracias. El abuelo había esperado por años para poder darle el libro. Después, el abuelo le dijo a Daniel que cuando el leyó esta obra, algo especial le ocurría, y quería que Daniel fuera el primero de su familia en sentir eso especial que le ocurría. Y también le dijo que no le había dado el libro antes porque el abuelo se había leído el libro cuando el tenia dieciséis años. Daniel se preguntaba que podría ser, así que raudamente se despidió de todos los invitados y su abuelo, que ya estaban abandonando su casa y corrió a su pieza, prendió la luz cerca de su cama y se tiro en ella. Para el esto era como conocer una nueva mujer. Abrió la primera página. Se dio cuenta que el libro no era una novela, sino una obra de teatro. Al leer la primera pagina, se encontró con el personaje de Calisto que le decía a Melibea: “En esto veo Melibea, la grandeza de Dios. Daniel suspiro, se dio cuenta al instante lo apasionado que Calisto era. Al continuar con la lectura, se dio cuenta la razón por la cual su abuelo no le hubiera dado este libro antes. Era un libro de diálogos complejos, que no cualquiera podría leer. Se dio cuenta que su abuelo lo había preparado durante años para que el estuviera preparado para leer un libro así. Daniel cerro los ojos un momento, y se imaginaba siendo Calisto, un hombre apasionado, que no era tímido. Pero también se fijaba que Calisto era demasiado egoísta y que es atrapado por un “loco amor” que sentía por Melibea. También Daniel se imaginaba a Pármeno, tratando de recomendar a Calisto de los peligros que pueden ocurrirle a causa de Celestina. Pero también pensaba en la Celestina. Le asustaba y la admiraba al mismo tiempo. Era el único personaje de la obra que era capaz de conocer toda la psicología de los otros personajes. Daniel sintió una obsesión por la obra. Una obsesión que nunca había experimentado. Los personajes realmente se le habían metido en su cabeza y peor aun, en su alma. Durante todo el día trataba de no leerse el libro de una vez, ya que no quería que esta loca aventura de amor terminara. Por las noches, Daniel se imaginaba que era Calisto y quería conseguir el amor de su Melibea. Daniel sentía una pasión distinta. Porque ahora ya no sentía una pasión por el libro. Sino, sentía una pasión por Melibea. Esto era lo que Daniel creía que su abuelo experimentaba con su libro. Pero esto no era nada comparado con las aventuras que Daniel debería emprender en un tiempo más.

Capitulo 2: La obsesión
Al volver a empezar a leer, Daniel empezó desde el principio nuevamente, para sentir todas esas sensaciones nuevamente. Daniel sintió que estaba abriendo una llave, la seguía abriendo, lentamente, y mientras Daniel abría esta llave, sentía que su cabeza se daba vuelta en ciento ochenta grados, todo lentamente, muy lentamente. Daniel abrió los ojos y se sobresalto. Estaba en un ambiente distinto para el. No lo podía creer .Se sintió confundido y un extremo dolor en la cabeza. Observo el paisaje del lugar donde estaba. Era de un aspecto muy distinto a lo que el conocía. Tal vez demasiado verde para ser una ciudad. Se encontraba en un pequeño huerto con flores de todos los tipos. Daniel se sentía en el paraíso. Se paró y decidió por ir a explorar el extraño lugar. Aunque Daniel estaba con un susto tremendo, su instinto lo relajaba i lo instaba a explorar. Al ir caminando por ahí encontró a una bella mujer. Una mujer tan bella, de una belleza especial, una belleza que pocos seres podían apreciar. Sus cabellos eras rubios como el oro y caían sobre su cara, cual catarata, escondiendo sus hermosas facciones de princesa; sus ojos azules como el cielo y profundos como el mar, resguardados por largas pestañas. Cejas finas que parecían como dibujadas en su frente. Pómulos altos y sonrosados que mostraban la misma calidez y vitalidad de sus gráciles labios, los cuales con su color rojo pasión hipnotizaron a Daniel. En ese momento, Daniel empezó a sentirse como nunca antes se había sentido. Algo parecido al fuego pero a la vez muy distinto, le quemaba desde adentro de su pecho y su calor inextinguible recorría todo su cuerpo. Súbitamente comenzó a sentirse feliz. Pero no una felicidad común. Era una felicidad que nunca antes había sentido, una felicidad tal que empezó a creer que no podría vivir si le quitaban esta felicidad. Era como si no pudiera pensar en nada más que esa figura con la cual sus ojos se deleitaban cada segundo que pasaba. Se sentía raro… ¿Como era posible que alguien que nunca había conocido le produjera tal sensación? Supo entonces que era un amor a primera vista…pero no de esos amores infantiles que vienen y van. Era el comienzo de un amor apasionado, que bailaba sobre la cuerda floja entre amor y obsesión. Un amor que le producía tanta felicidad y tanto dolor al mismo tiempo. Un amor imposible .Daniel quería tenerla.
Sin saber que esta mujer a la que estaba alabando con tanta grandeza, era la mismísima Melibea, Daniel se acerco hacia ella, y recordando a su gran héroe, Calisto, este se atrevió a decir: “En esto veo, la grandeza de Dios. En ti, bella mujer” La mujer parecía rechazar sus insinuaciones. Pero para Daniel, ella lo amaba tal como el la amaba a ella. Mientras Daniel continuaba caminando, veía por lo bajo a su amada, y observaba su caminar con desdicha. Así fue como Daniel conoció a su primer amor.

Capitulo tres: El amor es más fuerte
Al seguir caminando, Daniel pasó por un hermoso rió. Gracias al calor, Daniel decidió desnudarse para tomarse un baño. Al ver que su ropa era distinta a toda la ropa de todos los otros decidió romperla e ir en paños menores. El amor lo había cegado por completo. Ya no se preguntaba en que época estaba, ni como había llegado aquí. Daniel estaba “loco de amor”. Al desnudarse, Daniel noto que este cuerpo no era el suyo. Este cuerpo era un cuerpo de un joven ya maduro. Daniel se echo a llorar. No sabia que hacer. Estaba encerrado en un laberinto sin salida. Pero antes de que pudiera seguir dudando de todo lo que le pasaba por su mente, alguien paso por el rió con un gesto de aprobación, lo saludo. “¿Calisto, donde te habéis metido? ¿Por que estáis aquí?” Daniel no podía creer lo que estaba sucediendo. Frunció el seño inmediatamente. ¿Calisto? , dudo. “¿Quién eres?”, le pregunto al otro. “Por Dios Calisto, que le ha pasado a mi señor. Habéis caído en las redes amor nuevamente. Sempronio señor, Sempronio. Habláis distinto cuando sentéis amor. Si hasta desnudo andas. Tomad estas ropas”. Daniel vistió con las ropas que Sempronio le dio. Daniel dudo de lo que estaba escuchando. Seguramente era un sueño. Pero sus dudas no duraron mucho. El amor por esa mujer era tanto, que la época poco importaba. “Esta vez es de verdad Sempronio”, le respondió este. “El amor verdadero lo he encontrado, hoy día, en el huerto”. “¿Cómo era esta vez?”, pregunto Sempronio. “Con los cabellos rubios como el oro, con los ojos azules como el mar, en fin, una belleza total. “Habéis visto en ese caso a Melibea”, respondió Sempronio. “Al venir para acá la he visto. Si que es bella, si señor, pero es difícil llegar a ella. Su padre, Pleribo, es difícil de convencer. Son de fina sangre, tal como usted señor, pero capaz usted no sea lo necesario” “No lo creas “, dijo Daniel con un tono amenazante. “Ella será mía, pase lo que pase. El amor es más fuerte. Siento un dolor terrible, tan terrible como el amor. Y recuerdo a Aristóteles para decirte lo siguiente, Sempronio: El amor solo se da entre personas virtuosas, en este caso, yo y Melibea.”. “Con cuidado mi señor, recordad que el amor es tan corto, y tan largo el olvido”, se atrevió a decir Sempronio. “De mi parte le puedo recomendar a Celestina. Celestina es una mujer que puede ayudarte en tu loco amor, mi señor. Si queréis, a las 3 aquí la tendréis”. Daniel no podía explicar lo que estaba escuchando. Iba a conocer a Celestina, la protagonista de la obra. Sentía un respeto increíble por ella, pero a la vez sentía un miedo terrible. “Aquí a las tres “, fue lo único que Daniel se atrevió de dar como respuesta. Y recordando a Melibea dijo: “Y apuraos, que mi dolor se puede hacer muy grande sin el amor. Sempronio se dirige con Daniel a la casa de Calisto. Daniel siente confusión por este nuevo ser que el es. Pero antes del temor, esta el amor. Y Daniel, siendo poco apasionado, después de ver a tal belleza como Melibea no puede aguantar. Su amor por Melibea, y su afición por tratar de ser como Calisto, lo lleva a pensar solo con el corazón y no con la mente. Antes de que Sempronio llegue con Celestina, Pármeno, el otro criado de Calisto, llega a casa. Le advierte a Daniel, creyendo este que al que le estaba hablando era a Calisto, sobre lo peligroso que puede ser relacionarse con una mujer como Melibea a través de una prostituta como Celestina. Daniel le explica a Pármeno que el amor que el siente por Melibea no puede ser eliminado por nadie, y que el necesita de ella, ya que sin ella el amor no tiene sentido. Recordando a Calisto, Daniel le dice a Pármeno: “Melibeo soy y a Melibea adoro y en Melibea creo y a Melibea amo” Pármeno acepta y Daniel se sorprende por la lealtad que la gente tenia en una época como esta, valor muy perdido por la sociedad actual. “Recordad señor que el amor te consume lentamente, hasta que en lo único que vais a pensar va a ser en eso. Mucho dolor le puede eso traer mi señor. “

Capitulo 4: En busca de Celestina
Sempronio va a casa de Celestina donde encuentra a Elicia, una joven prostituta, amiga suya. Sempronio convence a Celestina a tener confianza en él y seguirle a la casa de Calisto donde ellos ambos van a conseguir provecho y ganancias. En el camino, Sempronio le explica a Celestina la dolencia de Calisto a Celestina. A las tres en punto, Celestina y Sempronio ya en casa están. Gracias a Sempronio, Daniel no debe conversar mucho tiempo con La Celestina. Esta ya sabe todo lo que debe hacer y lo único que encarga a Daniel es que el pago debe ser material. Daniel y Sempronio se dirigen a buscar cien monedas de plata. Mientras tanto, Celestina intenta convencer a Pármeno para que se una a su causa. Pármeno reflexiona. No sabe que hacer frente a este caso. “Tengo a Calisto por amo, pero riqueza también deseo”. Celestina le ofrece a Pármeno los favores de Areúsa, una de sus chicas. Pármeno finalmente acepta. Antes de que Celestina abandone la casa, junto a Pármeno y Sempronio se van a conversar cobre la empresa que estos desean montar. Dividir las ganancias en tres plan esta. Finalmente, Celestina abandona la casa de Calisto. Daniel se siente enfermo, enfermo de amor. Comienza a preguntarse porque el siente este amor y esta pasión que lo mantiene despierto aunque el no lo quiera. No sabe que hacer. El amor lo consume. Daniel se siente impaciente. Comienza a dar vuelta por su habitación. Observa la casa de Calisto y llama a Sempronio, tratando de aliviar el peso del alma, de este amor que no quiere sentir. Y le dice, que le dijera a Celestina que se apurara ya que el no podría resistir mucho tiempo mas con este sentimiento que lo único que quería era salir de su pecho. Al ver a su amo en tal estado, Sempronio le ofrece quedarse con el para acompañarlo, a lo que Daniel le responde que no, argumentando que la Celestina va en busca de su remedio, y eso es mas importante que nada. Daniel finalmente no puede más con su desesperanza.

Capitulo 5: El regreso
Daniel ama a Melibea por sobre todas las cosas. Daniel es Calisto. Daniel comienza a llorar con enojo. No lo soporta más. Cierra los ojos y con profundo dolor comienza a sentirse extraño nuevamente. Siente que todo el aire que respiraba se le iba retirando. Por ultimo, Daniel finalmente abrió los ojos. Sentía que estaba despertando de un profundo letargo. No vio nada relacionado con Celestina, ni con Calisto, ni menos con Melibea. Lo primero que hizo fue mirarse al espejo. Estaba en su pieza. Ya era el mismo de antes. Su temor había pasado. Pero su pasión no había disminuido. Sentía ese deseo de amor, y deseaba a Melibea sobre de todas las otras cosas. Fue rápidamente a la casa de su abuelo. La mujer que hacia el aseo lo hizo pasar. Le dijo que su abuelo no estaba, que volvería dentro de poco.
Después de esperarlo por largas horas en la biblioteca, su abuelo por fin apareció. Traía un aspecto feliz ante la presencia de su querido nieto.”¿Y esta visita? , ¿Qué ocurrió Daniel? , ¿Disfrutaste el libro?” Daniel respondió: “Lo he disfrutado mas que nada en mi vida. Me ha pasado algo que no me había pasado con ninguno de todos los otros libros que me he leído en mi vida. Ha sido una experiencia única. He experimentado cosas que gente de mi edad han soñado experimentar, he aprendido valores que en nuestra época se han olvidado. He visto como era el ser humano en esta época tan especial. Una época de transición. Pero yo francamente quiero volver, quiero volver a esa época. ¿A ti te ocurrió lo mismo que a mi cuando tu lo leíste abuelo?” El abuelo se sintió fascinado al oír que todo esto saliera de la boca de su nieto mas querido. “Si Daniel, precisamente eso era lo que a mi me pasaba. Te elegí a ti para que también tuvieras una experiencia como esta, porque contigo siento una conexión especial. Una conexión que no siento con ningún de mis otros nietos, ni con ninguno de mis hijos. Tú me lo haz demostrado. Y también no se lo he mostrado a nadie mas porque se que nadie mas lo entendería tan bien como gente como tu y yo lo entendemos.”
“¿Qué ocurrió con Calisto y Melibea después de todo abuelo?”, preguntó Daniel exaltado. Daniel no había terminado de leer el libro. “Bueno Daniel, Calisto y Melibea, mueren. Veraz, si lees el texto completo, o vives las aventuras de Calisto en totalidad, te darás cuenta que gracias a Celestina, Calisto desarrolla grandes enemistades. Estas enemistades van a matarle, y mientras los criados defienden antes de que los maleantes puedan entrar. Calisto, acordándose de la lealtad que sus criados siempre tuvieron con el, va a ayudarlos, y se cae y muere. Melibea, con mucho dolor, se suicida pensando en el amor que esta manifestaba por Calisto. La vez que yo fui Daniel, no me atreví a salvar a Melibea ni a mi mismo de la muerte. Yo sabía que iba a ocurrir, y cuando Calisto moría, yo volvía al presente. Pero esta es tu posibilidad para que lo logres y Melibea pueda finalmente vivir feliz.” “Pero esto no es posible abuelo. No hay alguna forma de cambiar ese final”, respondió Daniel. “Bueno, una forma si hay. No se si sea la mas apta Daniel. Yo no me atreví a hacerlo, pero estoy seguro que tu si. Lo que debes hacer es escaparte junto con Melibea cuando se encuentren en el huerto por segunda vez. Después, al llegar al pueblo mas cercano, tienes que entrar a cualquier iglesia, predicar durante diez minutos y volverás al futuro, y Melibea no se acordara de nada, tendrá una vida feliz y prospera”, dijo el abuelo. Daniel se sintió feliz, pero a la vez se acordó de todo el amor que el sentía por Melibea. “Pero abuelo, yo quiero ser feliz junto a Melibea.” “El amor nunca se rompe Daniel. Ni siquiera cuando la gente no esta junta. Aunque ustedes sean de épocas distintas, ella siempre te va a estar viendo como una estrella en el cielo. Y tú también la podrás recordar. Pero el problema es que tú no lo puedes contar a Melibea la verdad. Tu para ella eres Calisto, no eres Daniel”, respondió el abuelo con un tono efusivo
“Estas en lo correcto abuelo. ¿Como vuelvo a la época?”, pregunto Daniel. “Debes leer el libro, desde cuando Melibea y Calisto se juntan por ultima vez. Debes cerrar los ojos y contar hasta diez. Ahí tú podrás cambiar el curso de la historia. Daniel y su abuelo se dieron un abrazo. Daniel abandona la casa y mientras va caminando hacia la suya, piensa en lo que va a hacer. Nadie de su edad podría hacerlo. Se sentía importante. Encontró nuevos valores, nuevas historias, y lo mas importante, aprendió a amar.

Capitulo 6: Cambiando la historia
Daniel se dirigió hacia su casa, y al llegar tomo el libro y lo comenzó a leer rápidamente. Cerró los ojos y contó hasta diez. Se encontraba junto con Melibea, en el huerto. “Melibea, OH amor, debemos escaparnos de aquí. El amor es mas fuerte que cualquier cosa.”, dijo Daniel con un tono apasionado. Melibea dijo: “OH mi señor, os deseo a usted mas que a cualquier hombre vivo. Yo me someteré a lo que vos digas sin ningún problema. Con vos siento seguridad y te amare por toda la eternidad. Daniel sentía cada vez más amor por Melibea. Juntos siguieron un trayecto hasta el pueblo más cercano. Se demoraron cinco noches en llegar hacia este pueblo. Ahí, Daniel experimento el arte de amar. Nunca había sentido tanto amor en su vida. Melibea era su más preciado amor, su esperanza, la semilla del brote. Al llegar al pueblo, Daniel le dijo a Melibea que debía ir a la iglesia solo. Melibea acepto, y lo espero afuera por amor. Pero antes Daniel le dio un apasionado beso, como una despedida sin poder decirla. Daniel hizo lo que su abuelo le había dicho, y predico durante diez minutos. Regreso al presente. Lloro pero sintió que su amor seguía intacto, y que iba a encontrar a su Melibea aquí, en el siglo XXI. Busco la copia del libro de Celestina, y cambio el final, a su gusto. Esta es la razón por la cual mucha gente cree que la Celestina fue escrita no por Rojas. Lo que no saben, es que la novela si fue escrita por Rojas, pero el final ha sido escrito por muchos Calistos que han pasado por siglos y siglos.

Texto agregado el 24-10-2008, y leído por 791 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
25-10-2008 las mejores historias nunca quedarán olvidadas, esta tampoco. mis cinco estrellas hada7
 
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