Dicen que una alma buena esta destinada a encontrar otra igual y cuando lo hace permanece a su lado siempre…
…Mi nombre es Victoria Franco y esta es mi historia.

Hace un año nos cambiamos de casa del estado de Aguascalientes a la ciudad de Morelia. Mi madre es la típica madre preocupada que protege en serio a sus hijos, bueno en este caso a mi, su única hija, ella es algo protectora, pero la amo mucho, es a la persona que más quiero desde que perdí a mi papá, hace algunos meses en mi cumpleaños veintiuno, él era bombero y salvó una vida dando la suya, aún traigo una fotografía de el en mi cartera; pero sigo con mi relato. Un mes después de que nos instalamos, mamá y yo fuimos de compras y fue allí donde lo vi por primera vez, era elegante, distinguido, atractivo y parecía agradable, pero tenía un defecto era el gerente de la tienda y yo vi casi imposible que el se fijara en mi. De regreso a casa mamá chocó un auto ya que venía distraída, bajó a pedir disculpas y era él y dijo: no hay problema, voltio a verme, me sonrió y se fue. Al día siguiente llegaron unas flores firmadas por Benito Ignacio L., el gerente, además de una invitación a cenar que por supuesto no rechacé. Y esa noche fui a cenar con él, me sorprendió con una mesa elegantísima, un florero, velas y dos copas, él tomó una y dijo: ¿sabes porqué el whisky es tan aromático?, contesté que no y prosiguió: porque los antiguos ancestros creían que el aroma alimentaba el espíritu y éste podía ser eterno. Pasaron algunos meses y al fin fuimos novios, cada día era feliz a su lado, él trabajando en su oficina y yo lo visitaba y cada día lo encontraba bebiendo una copa de whisky. Pero un día al sacar dinero del banco Benito nos iba a llevar a comer a un lujoso restaurant, pero antes de que le dieran el retiro, unos hombres entraron armados y asaltaron a cuantos pudieron, mamá ocultó en sus puños la medalla que papá ganó y que mamá se puso desde el día en que él murió; la obligaron a darla y mamá con lagrimas en los ojos se negó, era una medalla de plata, pero valía más que el oro; el sujeto disparó su arma, Benito se antepuso y de un tiro al pecho fue derribado, todo se estremeció y los sujetos salieron a toda prisa. Desde aquel día creí que mi vida se había ido con él. Y mi vida fue triste desde entonces; y así de nuevo nos mudamos por motivos de trabajo y en nuestro nuevo vecindario, mamá me mandó a llevar un pastel a nuestros vecinos o mejor dicho vecino porque solo había una casa a nuestro lado; entonces toqué y me abrió un muchacho guapo y en bata, lo que dejaba ver un gran lunar en su pecho, sentí mucha confianza al verlo y más aún cuando un fino aroma me inquietó y pregunté: ¿qué tomas?, y él me contestó: whisky.