Soñar es como estar marchando
a la diestra de un amigo
hacia la peor de las batallas.
Y estando en el medio del campo
donde se desarrolla la contienda
despedirse pués cada uno
se corresponde con un bando.

En cambio estar despierto
es hacerse cargo del duro alimento,
del rudo escarmiento,
de la erecta realidad devoradora,
de la luz que enseguese la partida,
del agua podrida hundida
en la copa de cristal para beber.

Llevar un sueño a cuestas,
de una ilusión programada,
en una caja de madera
con endijas para respirar,
hace traslucir que dormir
es dejar la mente abandonada
por ser una maquina de nunca apagar.

(Entonces tenemos que el soñar
no reconoce fronteras
distinto que en la primavera
la flor no se deja caer).

Una persona que admiro
esta soñando conmigo
que llego desnuda
corriendo la cortina
de la ducha caliente,
para darle la sangre pudiente
que luego se derrama en la arena,
que es la cama camera
donde habré de parir.

Momento querido que tengo marido,
que no abro la piernas
cual maletín de viajante,
deberás despertar después enterarte,
que soy más fiel que una perra
de tuerto pirata con parche al revés.

Recuerdo ese día que caminaba,
descalza con los pieses brillando,
y soñaba que había un infierno
esperando para juntos llevarnos,
donde tú morías sufriendo y yo
mientras tanto tartamudeando
de ondo odio reía.

Las rimas son como lajas
de un único sendero,
allí tendrás que apoyar tu pellejo,
hacer descansar la santa pena
que nunca habrás de esconder,
tal vez hacer moder la lengua
para soltar la bronca del ser,
pero siempre pisando la piedra
mirando la lluvia caer.

Desde el lugar de la mirada
los ojos se hallan impotentes,
la mente acierta la jugada
aunque el tiempo sacude el polvo
y luego lo vuelve a poner.