¿Quien podría ver directo a los ojos de un bebé y no ver la presencia divina de la pureza e inocencia en aquel rostro recien estrenado al mundo?

La delicadeza de sus facciones deja entrever lo sutil de su vida, lo precario de su existencia, sin embargo lo valioso de ser pura, de estar llena de la presencia de ella misma.

Sus manitos juguetean con el aire, como tratando de agarrar el mundo, como tratando de acoger la vida, como tratando de mover su ser hacia el infinito.

¿Has visto a un adulto con la mirada de una bebita?
Yo sí, y ha sido el espectáculo más hermoso que me ha tocado vivir. ¿Como se puede volver a renacer y vivir de nuevo nuestra pequeña infancia? ¿Es eso posible?

Ya creo que sí.

Estar asi es un regalo!!!