Fragmento de una ira.




Uy no, qué aburrición, no puede uno divertirse porque ya están sobre ti. Además, qué puedo tomarme en serio yo, que no sea una taza de café americano. A ver tía, qué te importa si creo o no en Dios, ¿vas a repetirme que rece a sabiendas de que no lo haré? ¿Quieres que te diga que no lo haré? Está bien, no lo haré, porque ya me cansé de que dividas a la gente por su religión, que no comprendas la religiosidad de la humanidad y que me tientes a mí a alejarme de ti (puritito pleonasmo). No sé a qué círculos fundamentalistas te has juntado ahora, pero tu terquedad e insistencia me hacen recordarte ahora. Ya me cansé también de tus habladurías por delante y por detrás, pero sobre todo de que los demás repitan lo mismito que tú dices, está como para donarles un cerebro pa que piensen por cuenta propia; ya están como los tarados que no hacen más que repetir las mismas estupideces que dicen en la tele, nomás porque la dicen en la tele. No no no, ¿puede ser posible que seas imparable? Eso, eso falta, que alguien te ponga un hasta aquí. Me cae que yo no estoy para estas cosas, para vivir de tus cadenas, para tronarme nomás porque consanguíneamente somos familia, ja, ahora resulta que la pura sangre me va a determinar. Si ni a mi mamá le acepto ciertas cosas. Nomás mira a los niños, a los niños indefensos que tienen que estar viviendo el infierno de sus padres, eso no lo entiendes ni lo soporta nadie en su sano juicio, pero ellos crecen ¿y a quiénes culpan?, obviamente que a sus padres, como si fueran siempre unos niños, como si su cerebro no les diera pa afrontar su situación. Pues bueno, así veo a mi madre, con la conciencia por delante como para no culparla de la educación que me dio, pero como para no repetirla nomás porque es mi madre. Y ahora tú, que por ser “familia” te crees con derechos y superderechos establecidos… olvídalo. Habría que hablar más serenamente, pero la neta hoy no.