EL CUENTO NO CONTADO/Febrero 2008 (Reposición)
Quien se lo iba a decir…
El, que había planificado tan minuciosamente todo, que sólo tenía una razón para nacer, que no quería ser uno más, sino el único capaz de llegar a su mente para hacerse inmortal y… ¡allí estaba!, ¡volando!, sin control y sin remedio hacía el agua, hacía la nada...
Había aprovechado el último rayo de un sol que agonizaba en el horizonte, entre el mar y las nubes, para entrar en su mente y así, poco a poco, iluminar los rincones que ella mantenía, desde hacía tiempo y, muy a su pesar, en la oscuridad.
Estaba sola. Dejó la ciudad al sentirse abandonada por todos: sus lectores, su editor, su inspiración; hasta su corazón amenazaba con dejarla.
Se retiró con su soledad al campo. Necesitaba aire puro para el cuerpo y nuevos aires con los que apaciguar el alma.
El sol terminó ahogándose en el lago. Empezaba a hacer frío y un viento del norte, empeñado en cubrir el cielo de negruras, la decidió a entrar en la casa.
Esa noche no conseguía la calma. La tormenta y ese rayo de luz, viejo conocido, culebreando en su mente le impedían dormir. Comenzó, ayudada por la oscuridad, a medir su intensidad, sus posibilidades. Analizó el torrente de frases, ideas, imágenes que empezaban a desbordarla y decidió intentarlo.
Se levantó, corrió a por papel y lápiz, temiendo que la luz se apagara… ¡como tantas veces!
Escribió y escribió durante horas. Se elevó a los cielos, cayó exhausta, vaciándose entera para volverse a llenar. Escribía y escribía, sin parar, convulsivamente, alimentándose de la llama que amenazaba con devorarla.
¡Tenía que acabarla! sentía que era su obra maestra, la más bella y… ¡lo consiguió, llegó hasta el final! .
En medio de truenos tan fuertes como los latidos de su corazón su llama se unió a la del relámpago y se hicieron una y la luz lo inundo todo.
Su corazón no lo resistió.
El viento entró en la casa buscando que llevarse; vió el manuscrito y jugó con el, elevándole, llenando la casa de palomas blanca hasta que, aburrido, abrió la ventana y lo dirigió hacía el lago…
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