No es correcto ser escritor. Es malo para la salud del que escribe. Uno pudiera estar tranquilo, con los ojos cerrados, escuchando el rumor de la lluvia, pero no, por cuestiones del ego, queremos reconocimiento y escribimos. Esos son los escritores. Saben que lo que tienen que decir a la gente es entretenido, es valorado por el público y lo hacen, aun en detrimento de la salud del que se estresa por un escrito coherente, bien elaborado, entretenido, interesante, arrebatador, etc. Es sin duda la labor de un maniaco.
El mundo no necesita de escritores. Los libros no sirven para nada. Es una forma más de distraer a las personas de cuestiones más interesantes y divertidas que se manifiestan diariamente, sin necesidad de esfuerzo y mortificación. Un escritor es infeliz, porque se preocupa de todo; de su vocabulario, de sus ideas, de su consecuencia, y lo digo porque me sucede en este instante y no es necesario, es totalmente absurdo, si considero que afuera hay lluvia y que los árboles están teniendo una fiesta, junto con otras especies.
Hace rato pensé que el tiempo tenía propiedades al igual que el agua, que la lluvia de Monterrey sana después del calor y otras ideas que ya olvidé y creí dignas de ser transmitidas, y me esforcé mucho en retener esas palabras, sentí un trastorno, una interrupción de la tranquilidad que me proporcionaba la música clásica y todo porque me faltaba una pluma y pedazo de papel, y venía manejando en medio de la lluvia y el tráfico. Procuré seguir contemplando los regalos de la naturaleza, pero ya había algo que ocupaba mi mente, algo que yo juzgaba de importante, pero no lo era y nunca lo será.
¿Por qué he de cambiar el sosiego por un aturdimiento del sentido?, en verdad no tiene justificante el ser escritor.
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