Hay verdades y razones
que pueden quedar atrás,
existen principios frustrados,
que mueren en uno
como un cuadro envuelto
y escondido en el ropero.
Nunca dejan de ser verdades,
pero al vivir estando soslayadas,
pierden una carrera crucial,
contra el paso del tiempo,
y la estampa del destino material.
Una verdad puede ser un viento,
de un pensamiento sin voz,
alojada en un cárcel,
con sed de volar como el humo.

La útil firmeza para colgar el sombrero,
debió derretirse en silencio,
porque el verano azotó la noche,
no dejando razones
para utilizar abrigos.

Aunque no serán pocas las veces
que triunfará la sabia esperanza,
ni faltarán ocasiones
para alzar la copa del éxito.
Pero hay grandes verdades
que a veces mueren al nacer
(en una caverna fría y gris,
que el destino deja por azar
como un amor que nunca llega).