La Burbuja rota

No cabe duda que una de las cosas mas ciertas de la vida es que todo cambia. Hoy eres rica y de repente mañana te conviertes en pobre. Hoy tienes trabajo y mañana te conviertes en una desempleada mas a la que no le sirven de nada todos los anos de experiencia acumulados para montar una vez mas en la estera infinita de deudas que genera la sociedad. Hoy estas profundamente enamorada y mañana sin esperarlo tu otra mitad te rompe el corazón y adiós el cuento de hadas.

El sentir que ya no me queda amor es algo desgastante. Me hace trizas el corazón, me hace sentir vacía y absolutamente sin deseos de nada. El sentir, o mejor dicho, no sentir ya nada es como si repentinamente el Sol dejara de salir o como si lloviera por varios días sin parar… a mi, por lo menos, eso me deprime muchísimo.

Creo que peor aun es saber que todo lo que has dado, y todo lo que has creído tan especial no ha servido de nada. No hay nada peor que el tiempo perdido, sentir y creer que estas en una burbuja blindada y por ende eres intocable y el mundo exterior, o sea que, la traición, el desamor, las dudas y todas esas cosas que influyen en tu relación negativamente, no son para ti.

Entonces imagina que esa burbuja ya no es blindada. Un día se le abre un huequito y tu automáticamente le pones tu dedito para tapar ese huequito; pues no quieres que se rompa ese ambiente especial y acogedor donde estas; por el que tanto has trabajado, y poco a poco comienzas a darte cuenta que el huequito pequeño e inocente que descubriste un día comienza a tragarse tu mano hasta que: Puff!! Se rompió todo y quedas con dolor en las nalgas de la caída que te das y ya, olvida el amor, olvida los bonitos momentos, olvida que una vez respiraste profundamente y te dijiste y le gritaste al mundo: “soy feliz” que payasada cuando la felicidad no existe o bueno al menos no es completa. Nunca es completa.

Especialmente porque a menudo ponemos la responsabilidad de nuestra felicidad en las manos de una persona ajena y que por mucho que amemos nunca se compara con nosotros mismos. En conclusión yo pienso que la vida es una revenda caldera de popo, aunque en realidad le doy gracias a Dios todos los días por estar dentro de la misma. A Dios gracias por darme fuerzas de mirar cada día y pretender que no he sufrido y esperar con ansias que llegue esa persona especial que todos tenemos en algún lugar de la Tierra esperándonos; aunque sinceramente no quiero volverme a enamorar, no quiero regalarme mas. He decidido ponerle punto final de una vez y por todas al amor.