Mi abuelo se llama Juan y es así, flaco enjuto con cara de G.I. Joe, pero G.I. Joe de veras, ya retirado jubilado canoso con aspecto famélico eólico alcohólico de sarcástico rostro y fuma 40 pitillos al día y huele a vertivier.

¿Lo han visto? Se llama Juan.

Dícese periodista analista concertista de pitusas inalambricas y D'Artagnan alcanforado bajo esa chaqueta de negra piel con la que siéntese joven día a día para engatuzar abuelitas jubiladas retiradas envueltas en telarañas de migrañas pudriéndose en billetes.

¿Lo han visto?

Luego las mata.

Mi abuelo las destaza de un tajo certero luego de haber firmado el acta donde queda asentado que él, Juan, amoroso perezoso de faso y pelo ceboso lunfardo de aguardientosa facha y estampa perruna es el único beneficiario de los frutos dorados que el viudo encajonado dejó para el otoño.

¿Lo han visto sí o no?

Es así, como cigarrillo pachurrado o tapete con morusas.

Así como varita de incienso consumiéndose de a poco.

Le gusta vociferar que ha leído a este y al otro y carcomido por la envidia de no ser ninguno de los que hicieron de sus años mozos reposos fabulatorios esgrime un humor de limón espolvoreado con café de mozambique en el alambique de su corazón de latón.

Se proclama aventurero sin sombrero repelente a los mosquitos y mosquito mismo de su propia sangre gusta de zumbar que ha picado cuanta carne en su camino ha topado.

Es así como raqueta con peluca o como peluca hecha por un niño.

Se llama Juan y se dedica a leer poetisas cibernéticas para con tono de crítico críptico bajo su óptica lírica derrochar halagos a solitarias mujercitas que beben leche frente a la pantalla y escriben versos más arrimados que bien rimados con rimel color violeta y les violenta las hormonas a base de frases vedadamente procaces sinceramente tuyo, Juan, D'Artagnan, talibán del terrorismo poético.


Díganme pues si lo han visto por acá.

Sé que hay varias de esas presas a toda hora en este lugar. ¿Han sabido acaso de una poetisa erótica que siendo neurótica cayó de pronto en un silencio parecido al mundo consumido mil años atrás? ¿Han extrañado la presencia de una bella inteligencia que sin motivo alguno cambió de rumbo para dejarnos solamente su colección de hentai?... de haikus, perdón?

Mi abuelo Juan está matando poetisas deprimidas y señoras corolarias,
les saca los amores entre humos que marean haciéndolas creer la vivísima figura la altísima estatura la fina tesitura de una musa de coral.

Gusta de dejar comentarios que empiezan: Bellísmo poema.. o Excelente resultado... o Impresionante trabajo... o Me gustaría charlar.

Tengan cuidado, oh, ustedes escribientes de dolientes garabatos que tanto ansían encontrar el amor a través de la poesía. Mi abuelo Juan ha ganado varios certámenes rosados ferias de bohemía y alpargatas de cristal con sus versos bien medidos compungidos y románticos.

Se llama Juan y se dice periodista.

¿Lo han visto?