Como esa tarde de Otoño. Tarde de Domingo en la que nadie se oye.Yo me pregunto,¿ dónde está la gente ? Mi hijo duerme placidamente. ¿ Sabra de mi soledad ?. Pienso que si, pero los dos callamos por no herirnos mutuamente. De repente ladra el perro,( alarma de mi casa ). ¿Quién será ?. Bajo rapidamente la escalera pensando, una visita tarde arreglada. No, es una señora que sostiene a su hijita en sus brazos y me dice: algo para comer. De repente esa señora que no conozco de nada,me ha hecho sentir que no es tan gris la tarde. Porqué aferrarme a lo que no tengo y no disfrutar de lo que me rodea. El Lunes me sentí alegre, o sea de color rosa. No era tan dificil cambiar de color. Solo tenemos que ser los dueños de nuestra mente y ahí no se cuela nadie, ni Soledad ni Mariquita la de frente.