UN GRITO


Nunca es blasfema la lira de un poeta
cuando sus versos del alma le han nacido,
la inspiración es un don que nos concede
aquel que por piedad creó el olvido.
No temas el ponerte en evidencia,
que no nazca otra cosa que plasmarla,
subyugantes son los labios de tu esencia
cuando expulsan a quién quiere lastimarla.
Entiende que pasada la coherencia
de una mente que adorna sus palabras
es sublime permitir que se liberen
las lenguas que habitan tus entrañas.
Se eleva en su saber el que comprende
y se ahoga en necedad el obstinado,
tragando tu sufrir cuando se enciende
le cederás la espalda al despiadado.
Si clavas los cuchillos hasta el hueso
será tu corazón tan solo un grito
y cargando con la cruz y con su peso
se marchará de ti lo que es maldito.
No liberan fragancias las heridas,
no son actos de amor, son de avaricia,
en boca de un traidor te mata un beso
y una cruel puñalada te acaricia.
Si se acalla tu voz quedarás preso,
condenado al sentimiento que te asfixia,
no abraces al dolor y lo hagas vicio,
que sea darte al amor lo que te envicia.