Me levanto por la mañana pensando solamente en volverla a ver, claro, si nuestros caminos se cruzan.
La veo y sólo hace falta una palabra para comenzar a hablar: "Hola" le digo, me contesta aunque a veces su mirada es lo único que escucho. Se sigue de largo y mi corazón se detiene al ella alejarse.
"Tomamos un café" le sugiero, entre pregunta y afirmación, mientras nos dirigimos a la cafetería. Conversamos de varias cosas, sólo me interesa una: escucharla. Su voz es el mejor susurro para mí, mejor que cualquier música para cualquier animal, su voz arrulla sin hacerme dormir pero no la entiendo.
Le veo varias sonrisas y miradas indiscretas, cercanías de piel y gustos, sabores y detalles, muchos de ellos me gritan "Yo también te quiero" pero cuando estoy seguro de ello me grita con todo que no es así. Mi cerebro es un terremoto torbellinado.
Después de todo un día, la tranquilidad no llega porque puedo verla, incluso, en mis sueños. No puedo dejar de verla, aunque eso me mataría igualmente.
Ayer la vi pero acompañada de otro, mis miedos se encarnalizaron, mis sueños me sofocaron al punto de matarme, no la busqué pero nos cruzamos, nos saludamos... averiguando supe que tenía un enamorado hace un año pero supe por su propia boca que no tenía enamorado... ¿quieres destruirme?
Sólo sé que la amo y que no me basta la amistad, no sé si estaré ansioso pero sí sé que cuidaré de sus sueños, que seré acompañante en su camino y que no dejaré de mover mi sendero para sea paralelo al suyo...
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