Cuando Bart despertó una mañana recostado en medio de un bosque sobre el césped. Sintió temor al no saber donde se encontraba, así que se levanto y desesperadamente empezó a buscar una salida de aquel siniestro lugar. Sin éxito y frustrado se subió a la copa de un árbol para ver mejor el terreno que le aguardaba.
-¡Guauuuu!-sorprendido de lo que creyó haber visto se froto los ojos y volvió a mirar- Es sorprendente. De seguro halla ha de haber alguien que me diga donde estoy.
Siguió su camino en dirección hacia aquel lugar fantástico que había visto. Al transcurrir una hora un rugido en su estomago le aviso que ya era hora de comer, apresuro el paso pero al entender que no estaba más cerca que antes se detuvo y empezó a buscar algo de fruta en los árboles.
-hey chico que haces robando de mis árboles.
Bart desconcertado al no ver a nadie desde los arbustos en los que escucho la voz, se aventuro a agarrar una manzana.
Al comerla entera se desmayó cayendo desde la segunda rama más alta del árbol en que estaba. Cuando se despertó se encontraba en una especie de cama hecha por hojas, se sintió más extraño que nunca, sabía que la manzana tenía algo, algo que lo hizo sentirse especial, notó que ahora veía un brillo, un esplendor en el bosque, se sintió fuerte y capaz de hacer lo que sea. Pero aun seguía preguntándose quién lo había llevado hasta aquella cama.
Apresuradamente se levanto y miro a todas partes viendo el bosque más brillante y menos atemorizante vio un pequeño orificio entre la habitación hecha de árboles arbustos y plantas de extraño color. Forzosamente Salió de aquel lugar para seguir su camino cuando choco con algo. Un pequeño hombre de extraña forma le estaba empujando de nuevo a la habitación.
-QUEDATE AQUÍ, NESESITAS DESCANSAR-era la misma voz que había escuchado antes-.
-¿quién es usted? ¡Suélteme!-exclamo Bart al ver al extraño sátiro.
-deberías aprender a quedarte en un solo sitio, si no te quedas por estos lados podrías morir. Este bosque es muy peligroso. Hay criaturas tan peligrosas, extrañas y atemorizantes que matarían a un simple humano con la mirada.
-pero que debo hace. Necesito salir de este lugar, estoy perdido desde esta mañana. Pensaba dirigirme a ese pueblo extraño que vi hacia el norte.
-Eso mi querido amigo no un pueblo cualquiera, lo llaman el valle de roca, porque está rodeado de montañas, o también el centro de plata, porque es donde se centran todas las actividades comerciales de este mundo oculto; no muchos humanos que no hayan comido de la fruta que hurtaste hace un momento pueden verlo.
-¿qué tenía esa manzana? ¿Por qué no pude verte antes?
-muchas preguntas y tan poco tiempo para responderlas-dijo el sátiro en tono suave y cordial-si quieres llegar a el valle de roca deberás esperar hasta mañana, tengo que conseguir piel de hipogrifo para las fiestas de fin de año. Cocinada es deliciosa ¿ya has comido?-tras ver la cara que hacia el niño siguió- Apropósito soy Phil ¿cómo es tu nombre y de dónde vienes?
-soy Bart y vengo de Londres.-el sátiro coloco una cara de sorpresa, como si el niño hablara en otro idioma-…en el Reino Unido.
-al parecer tu tierra queda muy lejos, porque nunca había escuchado nada de ella.-dijo con calma Phil mientras se recostaba en la cama- creo que podrás pasar la noche aquí, es la habitación para invitados, bastante cómoda si me permites decirlo, además necesitas descansar el efecto de la fruta es permanente pero las primeras horas si no te cuidas es peligros, es casi como el veneno.
-exactamente ¿qué hacia esa manzana?
Al fijarse en el tono en que el muchacho contesto decidió contestarle y no aplazar más la charla.
-eso no era una manzana, si quieres una solo dime tengo muchas en la cocina, volviendo al tema eso se llama bangamo es una fruta particular de esta tierra, en nosotros no tiene más efecto que quitar el hambre, pero a los humanos, les abre los ojos, sabes, ustedes nacen ciegos no ven nada más que sus narices; lo que exactamente hace el bangamo es permitirte vernos. -dijo apresuradamente, luego siguió- Aun no oscurece pero necesitas dormir.-Phil se acerco a una pared, retiro una hoja y de la nada apareció otra habitación. Se perdió entre las sombras-.
Al día siguiente se sentía mucho mejor pero estaba ansioso por llegar a el valle de roca y ver la manera de llegar a su hogar en Londres.- ¡ah! Ya te despertaste-dijo Phil al verlo levantado- en un momento salimos. Ve al patio trasero, has exactamente lo que hice ayer, arranca esa hoja detrás de ti, la de color más oscuro.
Bart hizo lo que Phil le dijo al pie de la letra con la dificultad de diferenciar la hoja más oscura de las demás. Cuando logro hacerlo, se abrió un largo camino que daba a una extensión de tierra muy grande y delimitada por una cerca de árboles. Bart esperó a que Phil saliera.
Phil salió con una ardilla muerta en las manos y con señas lo dirigió el lado izquierdo del patio que rodeaba toda la cabaña hecha de árboles excepto la parte posterior. De repente Phil empezó a silbar como si llamara a un perro, de la nada apareció una gigantesca y escamosa criatura color escarlata que se acomodó majestuosamente en un espacio del inmenso patio, Phil le lanzo la ardilla muerta que se perdió entre el hocico del majestuoso dragón.
-Anda chico vámonos que no hay tiempo- dijo el sátiro mientras subía por las alas del dragón-tengo afán, quiero ir después a Atlantis con Flofy- dijo refiriéndose a la criatura color escarlata-
De camino a el valle de roca se sintió muy extraño, nunca había volado y hacerlo por primera vez en un dragón no era recomendable (se tambaleaba mucho) a pesar de eso le gusto volar, además desde Flofy veía todo el bosque y a su vez toda la cantidad de criaturas extrañas que lo habitaban. Se tardaron una hora en llegar a el valle de roca que estaba infestado por innumerables criaturas tan extrañas como Phil. Cuando aterrizaron en la plaza central Phil le prometió que averiguaría como podría volver a su casa.
Primero Phil fue a conseguir la piel de hipogrifo a su fiesta de fin de año que se llevaría a cavo en un mes, luego se la pasaron de tienda en tienda preguntando por un señor llamado Argus que según Phil era el único capaz de hacerlo volver a Londres. Después de dos horas estaban agotados y decidieron que lo mejor sería volver a la cabaña para descansar y volver al día siguiente aun así Bart decidió entrar a una última tienda antes de irse, una tienda de golosinas de repente ahí estaba, era Argus, lo más parecido a un humano que Bart había visto en los últimos dos días con la única diferencia que tenia orejas bastante largas y puntiagudas. Bart fue corriendo hacia él pero Phil lo detuvo en seco de un jalón. –Dejame y yo hablo con él, dicen que además de ser el mejor mago es el más sensible-
Lentamente se acercaron hacia Argus y Phil explico lo que quería. Argus acepto amablemente como si lo que hubiera dicho Phil antes fuera mentira.
-Pero con una condición –dijo Argus con una voz muy gruesa y en tono muy serio-
Bart y Phil se miraron de reojo pero como no había más opción decidieron decirle que sí.
-Él chico no debe recordar nada de nuestro mundo
Argus levanto la mano, esta le empezó a brillar de un tono verdoso. Lo último que sintió Bart fue un gran dolor de cabeza, luego despertó de un salto en su cuarto de Londres viendo que todo había sido un sueño, triste se recostó en su cama para volver a dormir cuando escucho una voz familiar que le decía: “de nada”. Bart cerró los ojos con una sonrisa en el rostro y se volvió a quedar dormido.
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