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Inicio / Cuenteros Locales / franchu / Basado en hechos reales IV

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PORQUE JUSTO A MI

Hoy completo 8 años en mi encierro, confinado en medio de la nada, sin compañía, apunto de morir, hoy es el día 8 de Junio del 2000, la historia que les voy a contar sucedió el 8 de Junio del 1990, exactamente hace 10 años.

Como ya mencione llevaba 6 meses en Chicago, todo iba bien, yo ya estaba recuperado totalmente, José estaba en casa esperándome pues, ya salía de la universidad, como no tenía carro, me tocaba tomar un metro subterráneo junto a dos amigos de la universidad, quienes eran María la secretaria del rector y Carlos un profesor de otra división pero, igual nos llevábamos bien, eran ¿que las 7? cuando tome el metro en la estación “Wildford” justamente, donde hace dos semanas había visto un accidente del metro y escuchado los delirios del vagabundo que ya no estaba por hay, nos subimos al metro, mientras les iba contando mis historias, anécdotas y mis resientes tragedias.

No íbamos ni en la mitad del recorrido y yo me puse a ver la gente que iba en el metro, iban dos adultos al parecer esposos o novios, no se, pero, iban dormidos el hombre con la espalda erguida con su brazo encima de la espalda de su pareja mientras ella descansaba en su pecho, con tristeza no paraba de mirarlos pues, me recordaban mucho a mi familia, entonces uno de ellos despertó hay mismo quite la mirada de encima de ellos y vi un par de niños tal vez hermanos, aún tenían las maletas y uniformes de su colegio, un policía, bueno en realidad tenía su uniforme, su placa y supongo que su arma en una caja, vestido muy casual, no se porque y vaya mi sorpresa al ver que en un rincón estaba Pablo no lo reconocí bien pero, el se dio cuenta de que lo miraba y vino hacía mi, me reconoció de una, el me dijo que se había robado unos boletos para ir en metro puesto que debía salir de hay antes de que Hombre lo encontrara y lo matara, se me hizo raro lo que me dijo así que pregunte.
-¿¡Que pasa porque le tiene tanto miedo a ese supuesto espíritu?, se me acerco me di cuenta que no podía ver por su ojo derecho puesto que su pupila estaba totalmente cerrada, es decir, era tuerto, y me susurro al oído muy pacito, mientras todo el mundo me miraba raro, -Después, del terrible accidente en el túnel, empezaron a haber ataques, no sabíamos porque llegaban ingenieros y obreros muy asustados y las noticias eran horrendas, derrumbes, desmayos, desapariciones, muertes repentinas, cualquier cosa pero, la razón siempre fue una incógnita, nunca nadie supo porque durante esa primera semana después del accidente del derrumbe, perdimos mas de 10 trabajadores, yo salí de la construcción sin pensarlo dos veces, pues, me puse a analizar y resulta que habían muerto todos los que habíamos precensiado la aparición del brazo y escuchado de cerca el espeluznante grito y eso significaba que yo era el ultimo, yo seguía en la lista de Hombre, yo sería el próximo en morir- su relato fue interrumpido por la entrada de 3 personas, me parecieron muy sospechosas porque nadie puede atravesar los vagones a no ser un trabajador del metro, cuando me di cuenta el vago se había ido al rincón, donde lo había visto y empezó a gritar muy fuerte, se agarro la cabeza y se recogía mas y mas entre sus trapos, hay mismo el policía se acerco al vagabundo y lo empezó a calmar, trataba de hablarle o por lo menos saber que le pasaba, el vagabundo se recogió totalmente y luego dio un brinco golpeando al policía y empezó a gritar –Esta aquí, el esta entre nosotros, entre los vagones, nos viene a matar a todos, no quiere mas que venganza contra quienes lo sepultaron y soy el siguiente luego morirán ustedes por haber sido testigos de sus atrocidades- el pobre hombre delirando y gritando corría y corría por el pequeño vagón gritando sin parar, el policía entonces, salto sobre el y lo tumbo al piso y de un fuerte golpe en la cabeza por la caída el vagabundo quedó inconciente, lo recostamos en unas sillas del vagón lo arropamos y tratábamos de controlar su temperatura corporal, el policía algo apenado se sentó cerca de el, dio un largo suspiro y se recostó en el espaldar ya todo había pasado y todos habíamos vuelto a nuestros asientos, calmados y algo impresionados por lo que había pasado.

Ya íbamos cerca de la mitad del recorrido, cuando de pronto, uno de los 3 hombres, se fue a la otra esquina del vagón y yo me di cuenta que estaba trancando la salida mientras que los otros 2 hombres hacían lo mismo y uno parecía buscar algo dentro de sus pantalones, asustado desperté al policía que estaba a mi lado y le dije lo que estaba pasando, el policía sin dudarlo saco su arma se paro como un rayo apunto a los 2 hombres apretó el gatillo sin previo aviso al hombre que sacaba un arma de fuego de sus pantalones, se escucho un duro estruendo un todo el metro, el hombre con un disparo en la espalda calló y su compañero dejó lo que estaba haciendo y se agacho para recoger al hombre herido, el policía desencadeno un segundo disparo esta vez la bala había impactado en el hombro derecho del segundo hombre y el calló sobre su compañero, se dio la vuelta para atacar al tercer hombre pero, este tenía dos pistolas y cuando fue a disparar me abalancé sobre el, al caer su cabeza dio contra la agarradera de la puerta el policía al ver su gran oportunidad le disparo dos veces y entonces guardo su arma y le pregunte con mucho susto y la gran curiosidad que siempre me ha destacado -¿Disculpe, que fue lo que acabo de pasar?-. Todas las personas tenían con mucho miedo los hermanos ocultos y la mujer de la joven pareja estaba llorando en el pecho de su compañero, el policía me iba decir lo que pasaba cuando se escucho un quinto disparo, el segundo hombre herido aún seguía vivo y había disparado al policía en la espalda de una el policía calló muerto, cogí las dos armas que tenía en tercer asesino y le apunte, siendo la primer vez que agarraba un arma estaba mas nervioso que nunca y entonces jadeando se paro el hombre herido y me dijo –Adelante dispara no me queda mucho tiempo pero, si el suficiente para liquidarte- cargo su arma y me apunto, cerré los ojos como tratando de llegar a casa, como tratando de despertar en un mejor lugar, fue un momento de mucha tensión, el hombre empezó a gritar –Adelante, no eres hombre?, te doy la oportunidad de disparar y no la aprovechas adelante mátame, de igual manera morirás- sorprendido baje las armas y pensé –Este no es el único vagón que atacaron, todo el metro está siendo atacado, pero, que querrán hacer?- el sujeto dio un fuerte grito volví a la realidad el me estaba apuntando otra vez, iba a apretar el gatillo, me recosté hacia mi derecha y levante mi mano izquierda con el arma aún cargada y esperando un milagro, cerré fuerte mis ojos esta vez, esperando despertar en el paraíso, caí al frío suelo con los ojos aún cerrados esperando que pasara algo me examine a ver si me había disparado, de repente se escucho un grito fuerte, era el vagabundo, era Pablo, se había abalanzado sobre mi atacante escuche un grito de dolor decidí abrir mis ojos y vi el cadáver del ultimo ladrón tirado hay en el piso junto a los otros dos ladrones y el policía, mire hacia arriba y Pablo lo había golpeado con una varilla de acero que estaba allí tirada, simplemente Pablo había reaccionado de su desmayo y precensiado en silencio la escena macabra decidió que el mismo debía terminarlo.

Todos quedamos perplejos frente a la situación los dos hermanos estaban llorando del pánico, la pareja se negaba a mirar al suelo, yo aún tirado en el piso pensaba en lo que nos iba a pasar, mis amigos estaban atendiendo a Pablo quién ya con conciencia aún estaba algo aturdido, decidí por contarle a Carlos lo que estaba pensando y con miedo a que intentaran entrar mas ladrones decidimos correr dos de los cadáveres hacia una puerta y trancarla lo mismo hicimos con la otra, al poco tiempo escuchamos gritos por ambos lados del vagón, el metro se detenía a uno o dos kilómetros de la estación “Empire”, la estación donde terminaba mi recorrido, empezamos a escuchar mucha voces que hablaban muy duro, decían algo parecido a –Esta es una toma del metro subterráneo ustedes son nuestros rehenes y cualquier cosa sospechosa no será perdonada, en cambio pagada con su vida, todo depende de cómo colaboren ustedes y las autoridades, solo queremos una buena cantidad de billete y no queremos hacer daño a nadie pero, si toca, toca!!!, así que es mejor que colaboren-, después de esa amenaza corrimos unas cajas debajo de las sillas todos nos escondimos Carlos, Pablo, el hombre de la pareja, que por cierto se llamaba Oscar, y yo cogimos las cuatro armas de fuego y nos fuimos uno a cada esquina del vagón quedando dos en cada puerta decidimos abrir fuego a cualquier persona que pudiera entrar.

Pasaron unos 20 minutos estábamos todos tensionados y muertos de susto pero, estaba decidido a matar a todo enemigo que me encontrara, para sobrevivir estaba dispuesto a todo, pasaron unos 10 minutos mas y de pronto empezó a sonar el radio del policía, con mucho asco de agarrar al cuerpo que yacía sin vida en el suelo pero, lo tuve que hacer, empecé a sacar el radio de la caja, no lo acababa de sacar el radio cuando el radio de uno de los otros tres hombre empezó a sonar tambien, pase el radio del policía a María para que alertara e informara a las autoridades de lo que estaba pasando, Carlos y yo cogimos el del ladrón y nos hicimos pasar por dos de dichos hombres rectificando que el metro había sido tomado dieron la señal de revisar todos los vagones uno por uno, nos alarmamos cargamos las armas nos hicimos en las esquinas otra vez y pendientes de cualquier intento de entrar, pasaron 30 minutos yo ya no aguantaba mas cuando fue forzada la puerta donde nos encontrábamos Carlos y yo, los radios sonaron preguntaban alterados porque no abríamos, imitando las voces de sus compañeros, le dije que por protección habíamos trancado las puertas entonces que tocara la puerta tres veces si era el líder de la banda, con mucha furia, del otro lado se escuchó una voz que con mucha fuerza grito –déjese de pendejadas y abra esta puerta- no supe que hacer cuando escuche a la misma voz gritando –abran fuego sin piedad- me tire al piso acto seguido Carlos, Pablo y Oscar también se aferraron al suelo, paro el tiroteo no dijimos nada solo nos levantamos lentamente, retomamos posiciones cargue mi arma, Pablo y Oscar se acercaron a la puerta que vigilábamos Carlos y yo, corrimos los dos cadáveres que trancaban la puerta, Carlos abrió la puerta fuertemente y los cuatro abrimos fuego, solo recuerdo haber sido el primero en salir y con los ojos cerrados fuertemente apreté el gatillo 5 veces luego recuerdo haberme escondido detrás de una silla, no sabía nada de nadie, solo escuchaba cualquier cantidad de tiros me volví a parar y dispare, libere tanta adrenalina que ya casi no veía bien, me sentía mareado, casi me desmayaba, pero solo me importaba sobrevivir, cuando creí que todo estaba bien me recosté sobre la silla que me había salvado la vida escuche la voz de Carlos maldiciendo a los atacantes pero, ya ningún disparo decidí pararme y vi a Pablo atendiendo a Oscar, había sido herido por un bala en el brazo izquierdo, para ser exactos Pablo le estaba haciendo un torniquete en el brazo para detener la hemorragia y Oscar se había quitado la camisa, Carlos amenazaba a un sujeto que estaba tendido en el piso era el único sobreviviente de los ladrones, los pasajeros eran pocos, eran 4 y todos estaban muertos del susto amordazados en una esquina del vagón, me pare con los ojos cerrados examinándome y palpándome el cuerpo en busca de una herida, pero me extrañe con la grata sorpresa de que no estaba lastimado, no sabía como pero había sobrevivido y nuestros atacantes habían sido abatidos por nosotros cuatro.

Recostamos a Oscar en una silla, Pablo y yo trancamos la puerta que estaba cerrada tras nosotros y luego María, Julieta, quién era la esposa de Oscar, y los 2 niños se pasaron al segundo vagón, recargamos la armas y dos hombres: Camilo y Mauricio, que estaban en el segundo vagón cogieron 2 armas, una cada uno, nos sentamos a descansar y planear nuestro escape mientras actuaban las autoridades, en total éramos 6 hombres los que cargábamos con armas: Carlos, Pablo, Oscar, Camilo, Mauricio y yo, todos igual de agitados, por otra parte del vagón estaban Julieta, los 2 niños que nunca supe como se llamaban, María y una señora de unos 30 o 35 años de edad, decidimos revisar y tomar un inventario de todo lo que llevábamos, estos fueron nuestros resultados: éramos un grupo de 11 personas, poseíamos 6 armas todas cargadas hasta el tope, teníamos un kit de primeros auxilios que rescatamos del primer vagón y por ultimo dos radios uno de los asesinos que nos había atacado ,para saber que pasaba dentro del vagón, y el otro del policía abatido para saber como iba el operativo de rescate por fuera del metro, llegó el momento de tomar decisiones muy importantes, optamos por no separarnos ni dentro ni fuera del tren e ir de vagón en vagón hasta llegar a la cabina de control para estar a salvo y si era el caso poner en marcha el metro otra vez, salvar a las personas heridas que encontráramos y no mirar atrás por un compañero caído, el problema eran los niños, ese aunque no era lugar para nadie, los niños no merecían el castigo que estaban viviendo pero comparado con lo que se avecinaba y tratando de prever ese riesgo nadie pensó en ellos.

Texto agregado el 20-10-2008, y leído por 251 visitantes. (0 votos)


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