¿Has notado que estoy ahí?



Hace algún tiempo volteabas y me veías con asombro, hasta jugabas con las formas, movías tus manos creativas para darle nueva vida a lo inanimado.



Pero últimamente aunque sigo tus pasos, caminas de largo. Ignoras que estoy contigo. ¿No logras ver la importancia que tengo? Soy ese punto que te enseña que del otro lado hay luz. ¡Voltea! ¡Mira que aún sigo contigo! No puedo alejarme de ti, quisiera, pero en verdad no puedo.



Hoy no me desprendí de tus pies hasta que llegaste a tu auto, te subiste y te alejaste de mí, yo… desaparecí. Pero al bajar de nuevo estaba contigo, siguiendo cada movimiento, me negaba a seguir el camino que querías, pero me era imprescindible hacerlo. Cada que entras en una habitación de día, me pierdo, más de noche antes de dormir estoy contigo de nuevo.

Me he cansado… cansada de vivir en este mundo bidimensional, vivir a expensas de tu voluntad, ¡me he cansado de ser sombra! Que ni siquiera notes que me pisas y soñando que me despegaré a tus pies… pero sigo siendo sólo una repetición bizarra de tus movimientos perdidos en un sólo color. ¿Crees que eres más importante sólo porque tienes voluntad propia y por tu gama de exquisitos colores?

Esta noche dormirás y yo seré libre algunas horas, rondaré en la oscuridad de la habitación. Pegada a la superficie, escurriéndome por la pared, por el suelo, por tu cama. Con los ojos cerrados logro notar que eres indefenso, paso por tu rostro como una suave caricia y sólo suspiras.



Amanecerá y tú de nuevo serás dueño de tus (mis) movimientos y saldré de este mundo unicolor para estar a expensas de tus ganas. Vuelve a jugar, mírame de nuevo con el mismo asombro.