No hace mucho tiempo que ocurrió algo en un pueblo, algo sorprendente y mágico...
Este pueblo era pequeño pero bonito, todas sus casas estaban pintadas de blanco menos una que era de madera, fea y destartalada, en ella vivía la familia más pobre del lugar. El padre era pobre, la madre también era pobre y sus doce hijos pobres como sus padres, había dias en los que lo único que se llevaban a la boca eran los mocos de sus narices.
En esta casa habitaba un pequeño ratón que poco tenía que comer y todos los ratones del pueblo lo conocían como el pobre ratón pobre. Tan poco comía que solía dormir para matar el gusanillo y durmiendo soñaba con esplendidos banquetes de queso. En su sueño preferidose hallaba en la luna llena y ésta no era otra cosa que una enorme bola de queso suizo que el pobre ratón pobre devoraba poco a poco hasta comérsela entera, pero al final siempre despertaba con tronar de tripas.
El pobre ratón pobre deseaba llegar a la luna pues se dio cuenta de que allí nunca se acababa el queso, observó que una vez desaparecía la suculenta bola ésta comenzaba a crecer de nuevo poco a poco y dos semanas después ahí estaba otra vez enorme y deliciosa.
Una noche observó que la luna llena se encontraba a ras del horizonte y pensó que era lamejor oportunidad para alcanzarla y vivir en el mejor sitio del mundo, así que corrió y corrió hasta llegar al borde del acantilado donde descansaba la luna, frenó en seco al verlo complicado pero se armó de valor, tomó carrera de nuevo y saltó con todo su ímpetu...
No sabía si había pasado poco o mucho tiempo, mas fue el mejor despertar que tuvo en toda su vida, estaba allí, en la luna, en la enorme bola de queso suizo. No estaba solo, estaba rodeado de muchísimos ratones que disfrutaban de aquel festín, entre todos se comieron la luna, fueron dos semanas maravillosas, pero se puso triste al ver que terminaba. Un veterano ratón se le acercó y le dijo:
-"No te preocupes pobre ratón pobre, tenemos que hacer la digestión de esta comilona y dentro de poco la luna volverá a ser una enorme bola de queso suizo...
El pobre ratón pobre se tendió en la oscuridad de la luna nueva y durmió tranquilo sabiendo que aquel lugar era el paraíso sin duda alguna.
Luis Barrasa Martínez
17 de octubre de 2008. Sevilla |