LA PUERTA TRASERA.


Son las 12 del día, creo que ya no llamaste, me dijiste que lo harías hoy, pero bueno tú eres así, a veces me dejas plantado. De pronto me sorprende el sonido del teléfono. Es domingo y quedamos de juntarnos en el centro, creo que es la típica cita de amigos que no se ven desde hace mucho tiempo, tal vez veamos una película, quien sabe. La ultima vez que estuvimos juntos, tenias problemas con tus padres y yo no encontraba la forma de decirte que podías contar conmigo a pesar de todo lo que ha pasado, a pesar de todas las palabras hirientes que alguna vez nos dijimos.
No sé como, pero algo me hiciste para no poder alejarme de ti, para no poder sacarte de mi vida de una vez por todas, creo que siempre tuve la falsa esperanza de que pudieras fijarte en mi, pero veo que a veces no salen las cosas como uno quiere. A pesar de que me lo dijiste con claras palabras, yo siempre estuve allí, a tu lado, incluso aquella noche trágica en que yo estaba decidido a dejar de andar con rodeos y decirte toda mi verdad, ya no tenia nada que perder, pero tu me hablaste primero, me espetaste con una frase que no olvidare: “MANUEL, ESTOY EMBARAZADA Y CREO QUE ME VOY A CASAR”. Eso echo por tierra todas mis ilusiones y creo que fue la puerta de entrada para este laberinto interminable que es la tristeza. Durante algunos años fui la piltrafa humana más patética y decadente, pero creo que a pesar de eso no pude alejarme. Estuve a tu lado cuando las cosas estaban mal, cuando tu hija estaba enferma y cuando te separaste. No creo que haya amado alguien tanto como lo hice contigo, pero el tiempo pasa y aprendes a recibir los golpes más duros y ahora que espero a que llegues me pregunto porque tengo que hacer esto, pienso que debería ser yo el protagonista de mi vida y no otra persona, me empiezo a dar cuenta que ya nada va a pasar. En ese instante mis pensamientos son interrumpidos por tu saludo siempre tan jovial, te respondo y creo que ya sé cual va a ser nuestro itinerario, primero el cine, después mirar un rato las vitrinas llenas de cosas que no compraremos y por ultimo comer algo y conversar. Siempre nuestras conversaciones terminan sin decir mucho por lo menos de mi parte. Hoy te ves preciosa, pero tu rostro me hace vislumbrar tu impaciencia, parece que me quieres decir algo, pero íntimamente sé lo que dirás. Nos ubicamos en un negocio de comida rápida y tomamos una bebida y mientras hablamos de temas sin mucha importancia, la platica rutinaria antes de decir algo importante, yo siento que ya esta por venir lo que realmente motivo nuestro encuentro. Y por fin lo sueltas, me miras A los ojos y me dices: MANUEL, TENGO ALGO IMPORTANTE QUE DECIRTE”. En ese instante me logro dar cuenta de lo que va a pasar y siento que esto ya lo he vivido antes pero ahora sabré como reaccionar.

“MANUEL, ESTOY EMBARAZADA”, fue lo que dijiste y, yo no me asombre tanto como la primera vez, puede ser que el hecho de saber que algunas cosas nunca van a cambiar, lo que me haya ayudado a entender que estaba solo en esta quimera, pero ahora es distinto, siento que la resignación me ha mostrado la puerta trasera, para poder salir de todos estos años de espera e ilusión y creo que me da gusto abrir esa puerta y encontrarme de nuevo con el camino que deje por este testarudo sueño.

Te tomo la mano y te miro... Ya lo sabía, te digo. Tus ojos se ven confundidos, como siempre lo han estado. Te suelto y tomo mi vaso con bebida y siento que por primera vez desde hace mucho, mucho tiempo, soy libre y estoy tranquilo.



El cuervo__