La sala del no resplandece eterna
frías luces revelando mesas vagas,
verdes, aterciopeladas,
ébano pulido por maestros del si
culpables, lentos, criminales
porque la geometría es importante
cuando se entiende el frugal valor de los diamantes.

Y los diamantes que no son diamantes
sino la impresión de un animal despierto
que estira y expande y desentume sus brazos
calidas y deliciosas profundidades de enunciados muertos
retazos de fulminantes medusas agitando
lascivos tenta-culos.

Las buchacas desbordan figuras elementales
y no hay mas que decir buenas noches
la segunda ronda, una carambola
buenos días de olas que llegan a las costas
y plantan al cemento su espuma
buenas tardes de barcos y
flemáticos cetáceos cantando
a mitad del imperturbable talud oceánico.

La noche nos traga como pterodáctilo
arrullando demandas de acosos carnales
el día nos cae inquieto sobre argentas muecas de soborno
delito justificado en la fría sala del no
y no lo entiendas
por favor no entiendas
danza como ciego
como Homero evadiendo navajas con el dorso de su mano
renunciando al tiempo con laxante ronquido
suavizando el alma transparente
beata vitualla del no- loco.