El silencio total, de absoluta necesidad,
vendría a ser la fuente de arena y piedra
que contienen al océano.
El sonido de la voz, la palabra,
son las olas del mar
que timidamente invaden la costa del continente
con una gran presencia renovadora.
Donde muere la espuma nace la oración,
la solicitud, el reconocimiento.
Por que el amor se dice cantando
quebrando el fuego interior.
El pensamiento yace detrás del silencio,
la voz del alma sale caminado del ser.
Pero siempre esa costa
espera la ola romper,
la poesía escuchar,
paladeando imagenes
que se quieren mirar, quizás oír;
junto al titilar de las estrellas mudas.
Es un horizonte a mitad de camino
que deja traslucir el resto del destino faltante.
Llevo en la bolsa del caminante,
un pedazo de silencio
que luego extiendo como un mantel
sobre la hierba absoluta.
Querer escapar del silencio es aturdirse peor.