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Inicio / Cuenteros Locales / cronista / RIESGOS PARA AMAR – AQUELLA NOCHE EN NUESTRAS VIDAS

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Resulta curioso, al menos para mi luego de un año….no con exactitud 365 días, pero rasguñando el sesenta y algo que finalmente llegue a consumarse una relación que no tenía la pinta de formalismo alguno, sin embargo ambos presentamos desde el primer momento nuestras credenciales de respeto.

Fueron muchos los encuentros, originariamente a través de la pantalla de un ordenador, posteriormente charlando en un café… encuentros aleatorios después de sus lecciones, la satisfacción plena de conocernos.

Ambos rápidamente conocíamos nuestras realidades sobretodo por ella, quien ante la sociedad y la ley del hombre lleva el deber del compromiso conyugal.

Bajo normas estrictas fui educado; aquél reglamento tatuado desde niño con la premisa de un todo poderoso que nos muestra lo que es correcto y no. A pesar de ello, nosotros como seres humanos estamos conscientes que nuestros sentimientos son libres, llegamos a ser seducidos por la emoción de dos corazones que hallaron mutuo sosiego y calor.

Como mencione al inicio de este relato, paso casi un año de que nuestras vidas se encontraron y sin pensarlo al menos conscientemente lo conmemoramos y celebramos teniendo como punto de partida un primer cálido abrazo que termino en una experiencia maravillosa, quizás mágica. Lo enigmático de lo sucedido se traslada desde un sueño días antes del suceso, a manera de oráculo que depara para mi alma una ilusión y para mi cuerpo el deber de robarle un beso.

Y bien…esa noche hubo más que un beso, lo recuerdo como si hubiese ocurrido hace minutos con mayor detalle cerrando mis ojos.
Ambos celebramos aquella inusitada noche con alcohol y cigarrillos en un distante Pub, el cual pisábamos por primera vez como todo lo demás que de ahí en adelante sucedería.
A la sombra de una muy sutil iluminación música de nuestra adolescencia alternada con el presente – eso si con el volumen alto – la única forma de comunicarse era por poco y gritar. Todo anduvo sin mayor novedad ese instante, una ligera conversación con brindis en tono de broma. A pesar de estar pasando un buen momento por la emoción de esas primeras veces mi mente tenía muy presente el sueño de hace 2 días, el cual se parecía bastante a lo que estaba ocurriendo esa noche con el detalle que antes de despertar terminábamos besándonos apasionadamente. Aquella evocación me situaba en el campo de los presagios como al mismo tiempo en el las coincidencias.

Yo creo que lo disimule muy bien a pesar de las ganas que tenía por compartir esa fantasía pero más que nada era escuchar y ver su reacción, ello me tentaba.

Terminamos la cerveza y fuimos por donde nos vino en gana, teníamos toda esa noche para nosotros, quería decirle desde que la vi lo hermosa que es, sentía las ganas de agarrar fuertemente su pequeña mano y no soltarla ni se diga de tenerla entre mis brazos, pero me contuve una vez más. Sin embargo – podría parecer irrelevante – recuerdo que por un momento mis sentimientos me revelaron cuando caminamos hacia la avenida y ella tomó mi brazo y por segundos tomé fuertemente su mano.

Ambos supimos que no podía volver a su casa, no esa noche. Todo era de conocimiento desde que acordamos el encuentro, pero lo sentí con mayor intensidad ese preciso momento. Cuando estaba por sugerir la alternativa inevitable de dirigirnos a un hospedaje ella lo propuso.

Con mayor visión de la zona propuse uno que ya conocía, esta relativamente apartado. Tocamos la puerta e ingresamos al lobby mientras esperábamos que terminen de alistar la habitación donde pasaríamos lo que quedaba de la noche.

Entre una y otra payasada para liberar tensiones del ambiente le tomaba fotografías con la cámara de mi celular, es más conservo una en detalle de su ojo izquierdo, el cual es el salva pantallas del teléfono.

Una vez que ingresamos a la estrecha alcoba, nos pusimos cómodos entre comillas, mis hormonas empezaron a inquietarse, mi corazón latía con mucha fuerza y aprisa. Sabía que si me hubiese propuesto desde en principio descansar lo hubiese logrado pero no en la cama con su sensual compañía.

Procesos químicos y físicos aunados a sueños y fuerzas cósmicas eran demasiado para un solo hombre que permitió que “los ríos” de su conciencia desbordaran.

Minutos antes de lo inevitable vimos televisión, me quite el polo pues el calor interno de mi cuerpo pedía alivio. Continuamos con la plática, pero ella parecía bastante cansada e indiferente, como si todo estuviese bajo control – muy probable desde su perspectiva –

Sentía la agitación de mis hormonas pero también era el bienestar y seguridad de que no me encontraba con una extraña, fue entonces que expuse mi corazón, toda esa sensación la cual como efecto de bola de nieve empezó a forjarse meses atrás, más intenso aun este mes con san Valentín el cual triplicaba sus frutos.

Permitir que alguien más conozca lo que hay en tu corazón no es tarea sencilla, ya que mostramos nuestro lado vulnerable. Sabía que mis pensamientos al desnudo situaban mi corazón a su merced, pero poco me importo. Creí conveniente hallar respuestas, por lo cual opté por hacer una recopilación de los hechos que nos involucraron. Esto me llevó a la improvisación de un pequeño cuento que dejaba un final con dos opciones; me la jugué peor que un ludópata…me la jugué por mi alma desorientada que se halló en sí en contraparte con la de ella.

Por segundos que parecían interminables experimente radicales cambios que iban desde la alegría y ensueño hacia el vacío y rechazo.

Cuando termine de contar la historia tácitamente se entendía cómo estaba la situación, el pez por la boca muere es cierto pero yo confié en la redención. Ella estuvo callada pocos segundos fue cuando volví a formularle la situación y entonces mi corazón y mente escucharon música de sosiego a través de su tono de voz. Las últimas palabras antes de quedarnos callados no fueron poesía: “cierra la puerta del baño”, fue la señal que se emitió para que en menos de un segundo empezáramos amarnos con locura.

Los primeros momentos en que nuestros labios rozaban y sentían el calor del otro fueron mágicos, impresionado aun por lo que sucedía me deje llevar y afiance seguridad. Aquellos húmedos y deliciosos besos me estremecían el interior del pecho fue como domar el fuego; el calor de nuestros cuerpos acrecentaba, le quite el brasier para besar y tocar sus delicados y generosos senos, el sabor de su piel, el perfume de sus cabellos resultaron el mejor aliciente para la excitación hasta el punto que retire sus prendas de la parte inferior para hacerle el amor.

Nuestros cuerpos encendidos sumisos ante el bamboleo y roce parecían no alcanzar límite. Mis sentidos hallaron la perfecta sintonía mientras mis manos sostenían fuertemente su pequeño y perfecto cuerpo, mi boca besaba la suya con sensuales movimientos de lengua.

Es de conocimiento que los seres humanos no podemos igualar a las maquinas por lo tanto el cuerpo exigió descanso en contra de mi voluntad. Toda la primera instancia de fulgor y desenfreno llegaba a tiempo de receso a pesar de no haber sentido la cúspide del placer.

Recuperé la fuerza sin embargo en medio de nuestra desnudez “Giani” puso su cabeza sobre mi pecho tratando de conciliar sueño, no obstante y con modestia de este servidor la puerta de la pasión se abrió de par en par esa noche y continuaría así el tiempo que restará en aquella habitación.

Volvimos hacer el amor dos veces más, cada vez que la tenía entre mis brazos y besaba incrementaba la armonía se perfeccionaba la técnica de nuestros cuerpos, sus gemidos me guiaban por el camino indicado hasta que en el tercer intento experimente por 2da vez en mi vida el clímax, todo fue perfecto a pesar de la eventualidad del suceso.

Mi cuerpo al borde del colapso muscular finalmente descansaba, dormimos juntos casi abrazándonos, deseaba que el tiempo se detuviera por completo para conservar en la eternidad esos cálidos momentos, pero no siempre los deseos llegan a cumplirse a la perfección. El destino creyó suficiente con lo quedó.

Tras un breve momento de reflexión, tuve que partir. No lo podía creer, sin embargo sonreía aunque mi alma languidecía al toparse con la vuelta de la realidad. Después de entregarle artículos personales que me pidió antes de mi partida, un fulminante silencio marcó el final de aquella historia, nos vimos las caras por última vez, mis manos sostuvieron sus hombros y me abalancé para besarla con ternura. Seguidamente salí de la habitación y mi corazón suspiró.

Maravillosa, dulce y pecaminosa tal vez desde la perspectiva de la hipocresía de nuestra sociedad, pero finalmente es nuestra historia aunque admito que dejo muchos cabos de confusión y otros de resignación. Como ella lo dijo minutos antes de nuestro primer beso “si te quedas con la duda no sabrás como te hubiera ido o que hubieses obtenido”.

Tal vez en otra vida si es que la hubo o existe…no lo sé, anhelos de los mortales, solo preservo el recuerdo de su sonrisa, el sabor de sus besos y el perfume de sus sedosos cabellos……es la mujer, amante y musa perfecta para mí.

Texto agregado el 15-10-2008, y leído por 135 visitantes. (0 votos)


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