Los días no se mueven,
la complacencia se extingue.
El descanso esperado no llega y la lluvia te asalta en la plaza.
Estas solo… en medio de un lugar sin árboles,
de flancos altos… hermoso.
Las horas ya no son lo mismo,
ya no hay ruidos, no hay gente.
Los sueños escapan y dejan edificios mudos.
¿Qué sucede?.
Nada. Nada de nada.
La reconciliación del propio sacrificio no sirve,
todo se fue en un segundo de incógnitas,
porque esas dudas de siempre fueron respondidas.
Te arropas un poco… hace frío.
Caminas y el eco de tus pisadas resuena hacia el infinito.
El viento se cuela entre las calles vacías,
y sigues caminando…
De pronto te pierdes en una esquina y te preguntas…
“¿Qué es esto, ¿qué me pasas?”.
Llegó el momento.
No pienses, solo sigue...