Durante la noche se hizo presente y dispuso que todos participaran de su llegada. Mandó llamar al granizo y a los truenos. Arreció. La gente se sintió envuelta en un fantasma denso de incertidumbre; un miedo gris y frío ahogó la ciudad.
A la mañana siguiente una gota cayó, desde la pequeña hoja de un arbusto, hasta un charco de agua sucia.
Gustavo Gamboa
Texto agregado el 07-04-2003, y leído por 579
visitantes. (6 votos)