Nadie sabía el porque de su fallecimiento, si estaba más vivo que cualquiera, era el más joven de todos nosotros, no sabíamos con exactitud lo que llevó a que muriera, algunos decían que había sido por una rencilla a las afueras de una fiesta, otros que por deber dinero a unos mafiosos, otros por estafador, típicos comentarios de gentes difamadoras, que como no saben que hablar, inventan sucesos por gusto, sin acercarse siquiera un poco a la realidad.

Lo curioso es que cuando lo velaban en su casa, su rostro tenía algo que llamaba mucho la atención, sus ojos, estaban totalmente abiertos y con una rara expresión, los padres de este sujeto preguntaron a aquellos que lo trajeron, el porque de esa expresión tan notoria en él, - a lo que los médicos siempre le contestaban-, ¡señora, no preocupe, su hijo está lamentablemente en esas condiciones producto del potente shock que sufrió a la hora de su muerte!, y sus padres como eran personas de muy poca cultura daban por satisfecha tal aseveración.

Cuando lo fuimos a enterrar, comenzaban a bajar el ataúd para posteriormente taparlo con la tierra correspondida y todos escuchábamos ruidos extraños, nadie sabía de donde provenían, pero no le dábamos importancia, estábamos mas atentos al funeral de mi compañero de medicina, nos faltaba tan poco para graduarnos que le prometí ser el mejor médico que jamás nadie haya sido, cuando de pronto volvimos a escuchar ese ruido, pero ahora identificamos de donde provenían, eran del ataúd, subimos rápidamente el nicho, desesperadamente lo abrimos y encontramos rasguños por todos lados en el ataúd de Francisco (que así se llamaba), no sabíamos como los médicos no se habían percatado de aquel suceso, la medicina en este entonces estaba en sus inicios así que dificultaba una posible explicación.

Caído el sol, fui a la casa en donde vivía Francisco, me había dejado las llaves de su casa por si algún día pasaba algo me quedara con ella, subí al segundo piso entre en su alcoba y en el suelo había un frasco que decía “Paralizante Parcial”, no pude creerlo Francisco siempre había estado vivo, y todo el momento que estuvo en el sarcófago estuvo paralizado, muriendo de asfixia, falta de aire, sofocación y desesperación