Ayer era una noche de luna llena y calma.
Flotando el aroma dulce del galán me trajo solícito mi nostalgia.
Llegaron las noches de Javea, con su mar negro y tus besos rojos. La música del fuego, sus estrellas bailarinas y esa gaviota despistada que nos contaba cuentos. Aparecieron luces lejanas, titilantes, pescadores, como nosotros, buscadores de sueños. O quizá fueran fenicios cargados de Seda.
Eran noches sencillas, de locuras inocuas, de caricias sensatas.
Un reflejo en el terrazo mojado me nostalgió el Paine. Reflejos en el lago, amaneceres rojizos, ese viento frío que bajaba alegre las montañas azules, el grito de un glaciar desolado rompiendo sus entrañas.
Ayer era una noche llena de luna en calma.
Me vinieron tus labios, lenguas que se enredan, el tacto de tus muslos, de tus pechos.
Ayer era una noche de luna llena y calma. De esas que cumplen sueños, de esas que tienen madrugada.
Cogí galán de noche. Te lo llevé a la cama.