Ars amandi
I
Reza un proverbio en verso:
El Amor es el punto de partida,
la Vida es el trayecto incoercible.
II
Ella, egocéntrica, encumbrada poetisa, discutía con su sombra, conformándose un tándem reconcentrado de envites dialécticos. Ingresó en un callejón de imperativa oscuridad, la sombra se fue desintegrando gradualmente hasta la desaparición...
La sombra dejó sus últimas palabras, que resonaron con sabio estruendo en el corazón de la poeta: "Deja ser al Amor y llegaré yo a ser tú misma".
La Vida
I
Escucha sonidos ininteligibles, pronuncia palabras que, huérfanas de firmeza semántica, hormiguean, evanescentes, en el aire. Construye su propio firmamento de vivencias.
II
Le llaman el Palacio del Crepúsculo... Se presencia un abismo de ondas concéntricas, polígonos amorfos de orgiásticos colores; ahí leo el libro que he leído, limpio la armadura que he limpiado, paso a paso dejo de saberme. Ahí (re)nacen variopintos pensamientos, ahí no supe que el espectro de la muerte me había devuelto la vida.
¿Verdad o mentira?
I
El error y la verdad son anverso y reverso de una misma moneda... Palabras expresadas por el Creador creado.
II
La mentira porta deleznables rasgaduras, distorsiona y exige concebir colonias de mentiras. El Arte valida la mentira como una dama comprensiva y elegante, que emite voces de naturalezas verdaderas.
Sein und Zeit
I
El Hombre abre su mente al Tiempo y fabrica los relojes; los relojes guían al Hombre y representan al Tiempo. ¿Y el Tiempo?... Ignora a los relojes y descubre al Hombre las puertas de la Vida.
II
Es un sueño, o un collage de sueños. Además sé que hay un proceso que se reitera ad infinitum: un grupo de hombres y mujeres son hechos por el pasado, y por ellos es hecho el porvenir.
A-gnosis
I
Era una puerta de madera, impregnada de fresco aroma silvestre. Trátase de un frontis donde hay varios signos algebraicos distribuidos con coherente linealidad... Entre líneas puedo leer una fórmula legada por un sabio excéntrico, que comunica lo siguiente: "No es puro noúmeno el Misterio, sino la oscura desnudez de su hermana la Incógnita".
II
Un hombre con cierto desdén tomó un báculo. Desconocía su naturaleza, parecióle fantasmagórico, y preso de una oleada de éxtasis tetánico lo dejó caer.
Otro hombre empuñó el mismo báculo. En la misma situación que el anterior, interpretó que en su mano poseía una eventual solución que el misterio le brindaba.
Belleza
I
Antes de hallar esta flor no había flor (cosa) ni nombre ni concepto. Ahora, sujeta en mi mano hay una "gota jónica" o "luz del ápeiron"; simplemente es una flor de pétalos de color añil, fruto de mi religación con la Belleza, a la que hubiera abandonado en los antaños. |