El Tiempo Escondido
¿Esconderme para escribir? No es una mala idea. Así lo decidió H. en cierto momento de su agitada historia y si bien el copió de mi la idea de escribir para encontrarse –sí, he decidido que fue el quien copió la idea- siento que ahora yo tengo el derecho de poner en práctica algunas de sus acertadas estrategias.
Desde luego que no iniciaré un relato acerca de mis conocimientos de arte y mis viajes por las importantes ciudades italianas, claro que no. Ya he iniciado un poco algunos escritos sobre temas irrelevantes –ve al parque, juega y crece,..- luego el plagiarismo, ay Olga, será por otro lado.
¿Esconderme para escribir? Dos habitaciones, una es un estudio, las paredes se comparten, mil seiscientos dólares (he pensado que como los números simplemente son otra forma de decir lo mismo, una forma más fácil, desde luego, pueden calificarse como otro idioma; por tanto debo escribir las palabras que los describen y no los símbolos que los representan. No hacerlo sería tanto como incluir caracteres árabes o chinos en este escrito.). ¿Esconderme dónde entonces?
Seis cuarenta de la mañana, domingo no muy frío, no muy caliente, el tiempo perfecto para una sentada frente a la pantalla y el constante martilleo de las teclas. Un buen lugar escondido, un buen tiempo escondido. No.
Siete de la mañana y veo que las ganas de trabajar, como los bostezos, son contagiosos. Ahora somos dos, con diferentes planes pero con el deseo de adelantar trabajo en esta mañana de domingo, no muy fría, no muy caliente, mientras que mis planes de encontrar lo bello de la soledad, se desmoronan poco a poco.
Así que ahora, a leer periódicos y arreglar bases de datos. Yo te lo dije,… en el fondo no eres tan especial,… ¿y tu kike?
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