Te callaron la voz, robándola con manos enfundadas en pieles exóticas, tan negras como hoy. El aroma impregnado en la almohada me recuerda tus sueños antes de dormir; partículas aromáticas de tu último adiós.

La despedida que sin palabras en tu mirada se dibujaba, una breve introducción al martirio de la ausencia. Con el sabor de la nostalgia en la punta de los labios, abrí los ojos como si nunca hubiera conciliado el sueño; parpadee un par de veces para confirmar si era la realidad o uno de mis tantos sueños lúcidos.

Esos en donde entras azotando la puerta, arrastrando los pies por las escaleras anunciando tu llegada, sigues sin aparecer.
Tu vida, un trueque entre Miguel Hidalgo y Benjamín Franklin, te has convertido en un número mas. Tu esencia de ser humano se la llevaron, encerrándola como un animal en cautiverio.

Cierro los ojos, deseando con todas las fuerzas que al abrirlos, tu cabeza repose en la almohada, como aquella noche en que ví tus pupilas por última vez…. sigues sin aparecer.


((GARM))

Al recuerdo de mi tio, que le callaron la voz un lunes de octubre (2007)....