Comprendo que mi presencia no te agrade porque en realidad te hiere, sin embargo aún me amas. Entiendo que tu fortaleza se desvanece mientras juguemos a ser los reyes y es que no sé por qué es tan difícil hacernos callar planeta silente. Te sueño madre tierra, diáfana como tal vez al principio, de verdad te lo digo. No creo que pensaras en lo que Dios te dijo, de lo contrario no serías madre. El amor se desvanece, sé que lo sabes, sé que lo sientes. Sería imprescindible que nos expulsaras, pero comprendo, que a pesar de lo que te hemos hecho, no te atreves a despreciarnos. Y nos lloras a diario, por todas partes y es tal el desequilibrio que acabarás más muerta que nosotros mismos. Me pregunto si todo esto acabará, si te detendrás. No deberías dudar en hacernos callar, ahora que lo sabes, que lo vives, que lo sufres. Ya sabes que esto no ha sido una casualidad, sabes que en su totalidad somos implacables, un abismo, un verdadero cataclismo. Sólo tú sabes cuando nos extraviamos, somos los únicos que nos perdimos. A pesar de tu estado febril deseas la maternidad, lo anhelas como se anhela la verdad, lo tuyo no merece ser algo inherente. Esto es algo terrible, lo peor que te hemos hecho, lo peor que te ha pasado.

No hay escarmiento planeta herido, necesitas un pacto, necesitas silencio, necesitas descanso. Y es que te sueño a diario, diáfana como al principio, de verdad te lo digo.