--Espejismos--

Era una tarde fría; una de esas que pasan desapercibidas por el otoño. Las ventanas de mi habitación permanecían cerradas y el silbido del viento arrullaba mis pensamientos. Eran aproximadamente las cuatro de la tarde y aun yacía entre las sabanas. Mis padres habían salido de viaje dos días antes, dejándome a cargo de mi hermana menor que tenia quince años apenas dos años menor que yo. Todo transcurría en tal calma que recordaba los sueños tenidos la noche anterior; concentrada en mis fantasías logré escuchar un golpe tras mi pared. Salí de mi habitación directamente a la de mi hermana; toque una, toque dos veces, a la séptima vez me encontraba algo preocupada; así que abrí la puerta de una vez; pero no estaba ahí, busque por toda la casa y tampoco la encontré. --¿saldría?, ¿Por qué no avisó?--pensé --ella nunca hace eso--. La cabeza me daba vueltas mientras esperaba sentada en la sala, lista para darle un regaño en cuanto llegara; pero pasaron las horas y tuve miedo.
Eran las nueve de la noche cuando salí a buscarla; había demasiado norte y las calles ya estaban oscuras; pregunte con vecinos y amistades cercanas; nadie la había visto. Así paso una hora y mientras caminaba no pude contener mas el llanto --¿Dónde esta?-- era lo único que había en mi pensamiento. Decidí regresar a casa, tal vez ya habría regresado y me explicaría todo. --¡Luisa!, ¡Luisa esta ahí!-- nadie respondió. Entonces vi el reloj y me aterroricé al ver que marcaba las doce de la noche; tome el teléfono y hable a la policía.
No tenía el valor para llamar a mis padres. Regrese a su habitación y observe cada detalle esperando que algo me dijera lo que había sucedido; llorando me recosté en su cama; y cerré los ojos.
Miré el reloj; eran las cuatro de la tarde exactamente. Sentía mucho ardor en los ojos; miré en el espejo mis ojos rojos e hinchados; de repente oí un golpe tras la puerta… --Carmen, ¿Dónde estas?--.