Jamás nadie me beso así, su boca estaba adaptada a la mía;
sus labios que me consumían ya no están,
están en otra parte muy lejos de mi
y no tienen intenciones de volver.

Algún día esos ojos que se enterraron en los míos
miraran a otra persona como yo la miré a ella
y le arrancará la sonrisa que yo siempre le buscaba,
también va a encontrar el aroma de su piel,
como yo me embriagaba en su aroma.

Me dejo por mi bien
y si bien he hecho muchas cosas desde que ella no está,
mi alma se perdió en este mundo,
al no tener la luz de la suya en el camino;

no puedo olvidarme de ella, no puedo sacarla de mi piel, aunque trato;
la veo por la calle en otras personas, muero por volverla a encontrar,
y si bien por fuera estoy mejorando por dentro me estoy desangrando
hablándome a la distancia, diciéndome que me extraña o escapándose.

Cuando encuentre a esa persona me va a dejar de hablar y de mi se va a olvidar,
porque su corazón no me pertenece y aunque me lo mostró un ratito,
ahora se lo quiere guardar y sé que no soy el indicado para que lo entregue
y eso me hace doler todavía más porque al mío, por más destrozado y feo que esté,
lo puse en una bandeja de plata y ahora no sé qué hacer con él.