Aquella Mujer

Era el séptimo mes del año de un verano, mi vida transcurría con la naturalidad que a veces nos molesta o nos hace falta, esta ciudad que cada vez me aprisionaba más y me hacía sentir como un enemigo dentro de mi propio espacio, yo residía en el Sur donde hasta esa Virgen de las pocas que quedan nos daba las espaldas, mi vida era no sé si normal o light tenía problemas en la casa a veces el hogar y felicidad son dos palabras que no pueden ir juntas, cursaba mis estudios de comunicación y mi tiempo se consumía en horas de clase, leyendo libros, mirando películas o en esos viernes de bares y copas, ah como olvidar esos domingos futboleros y esas peleas no tan frecuentes con las “fuerzas del orden” por rayar algunas paredes, por no tener papeles, o por beber cuando no se puede como cuando hay elecciones, porque el resto de tiempo cualquier fiesta es un buen pretexto para tomar y seguir distraídos de lo que sucede a nuestro alrededor, solo basta ver un poco la caja tonta para darse cuenta como está de jodido este mundo, es que la esencia de la vida por momento no la comprendo porque no convivir en armonía y convertir lindos caminos de vida pero siempre perdemos esos caminos porque la ambición envenena al frágil ser humano, por momentos pensamos demasiado y sentimos poco. Había momentos en el que quería desconectarme de toda la maldad y desidia de la gente, pero nunca faltaban las razones o personas que erigían una fuerza para continuar resistiendo y viviendo con esperanzas dilatadas.
Es así que un día de esos donde las miradas tienen ganas, las palabras desazón, donde los cuerpos parecieran desintegrarse, donde no sabes si todos es mentira o realidad vislumbre aquella mujer, no sé si estaba sedado o soñando en lo apocado que me encontraba ella despertaba en mí una quimera en la cuál no dudaba en involucrarme, su mirada quitaba la bruma que me embargaba, su figura me enajenaba su naturalidad y esa manera de ser me cautivaron y sus labios eminentes me quitaban la calma.
El advenimiento por ella estremecía mi existencia y yo sabía que al momento en que al confluir nuestros pasos seriamos como dos corrientes que harían una vorágine de encuentros, de sentimientos, de ilusiones de sueños perdidos…. Esperaba que disipe mis tristezas, que borre mi melancolía que oriente mi causa y que tenga esa magia para hacer apacible el dolor, para hacer los pasos errantes pasos grandes, para hacer de la injusticia una insignificante aberración, que ponga el viento a mi favor. Si bien es cierto el destino de aquella mujer era romper barreras, de desafiar su rumbo de vida, de desdeñar a lo establecido, de recoger lo inesperado y volverlo usual, de tomar sus sueños y procurarlos hacer realidad.
Ella vivió en el otro extremo de la ciudad donde las paredes que nos separaban deberían caer, en su vida estudiantil cosecho muy gratos recuerdos como ser una de las alumnas más destacadas de ese colegio, pero esa fuerza interior la llevó abandonar su hogar a una edad muy temprana como los 18 en donde el instinto se impone ante la razón, las adversidades que se presentaron en su camino como en el mío y en el de ustedes no fueron ningún impedimento para continuar sus estudios universitarios y sumergirse en el amor que tantas veces se nos presenta con desdén y un sosiego falso hasta el devenir del verdadero y leal , que al parecer lo encontró en esa época en uno de los compañeros de universidad por cierto que los enfrentamientos por parte de los estudiantes hacia el gobierno eran frecuentes pero las protestas a las que se salía era por ser consecuente con el pensar y el sentir donde no obedecían a un partido ni salían con banderas rojas de opresión y desidia porque una revolución no se argumenta se hace, los dos salían a marchas, a cafés y bares y así se fueron entrelazando sus gustos, pensamientos y cuerpos debieron ser una pareja que se quería mucho ya que de ese amor que existió surgió una vida más, dando origen así al duro oficio de ser padres que no es nada fácil, que es un camino complejo, desmedido e intrigante.
Con el pasar del tiempo las diferencias que afloran en una relación no tardaron en llegar hasta que se salieron de limite y de tolerancia llevándolos a la separación y conclusión de su amor pero ella que nunca se rinde ni conforma crió y protegió a ese niño con mucho amor y esperanza, a pesar de las muchas adversidades y dificultades siguieron adelante hasta que la borrasca se termine.
El invierno anticipado me volvía reflexivo, me encontraba casi triste, y el advenimiento de su llegada no cesaba, las horas y los días eran una carga demasiado cotidiana que se llevaba gentes, recuerdos y esas historias que van amenguando el camino y que cambiaban mi percepción de distinguir algo así como ¿qué son los sueños? ¿cuál es el propósito de vivir?, el tiempo seguía llegaron días que yo rememoraba con mucha tristeza , se vivían momentos en que parecía que todo se tornaría de un color menos gris en que la libertad atizaba al mundo a luchar por causas nobles, que compañeros y compañerasen las calles estaban enfrentándose al poder aprendiendo del pasado para un futuro mejor forjar, que una lagrima despertaba rebeldía, que la mirada de los olvidados llenaba de fuerza a mujeres y hombres cabales dispuestos a dar su vida por un lugar más justo, solidario y tolerante esos tiempos donde el amor y la lucha se conjugaban en uno solo, tiempos en que aquella mujer tomaba un arma y sus manos trabajaban por la justicia y su boca gritaba rebeldía, los tentáculos del estado no tardaron en sofocar esas luchas con dureza y frialdad, las banderas de combate como manto cubrían a varios y varias mártires de la libertad por suerte esa mujer no estaba entre ellas.

Pero todo termina y el sistema nos va hundiendo y ella no fue la excepción el invierno estaba por terminar y continuo sus estudios, terminando la universidad era una profesional más que se incorporaba al sistema contra el cuál había luchado constantemente tal vez por el amor a su hijo o porque es extremadamente difícil mantenerse al margen del mismo , su anhelo de vivir en fraternidad y libertad sin prendas ni máscaras, solamente la desnudez y pureza de cada ser una especie de armonía de amor que se desvanecía sin remedio alguno.
Poco a poco establecida en una sociedad o más bien dicho suciedad que antes de juzgar debería juzgarse a sí misma continuo su vida junto a su hijo enfrentando los problemas que por momentos la agobiaban mucho, la presión hacia el verse en un futuro tal vez formando un hogar “normal” y olvidarse por momentos de la mujer idealista y soñadora, el desentendimiento con su hijo tal vez por falta de comprensión por parte del padre ausente que carecía de sentido común y amor para con él, eran tristezas que se aparecían de repente cambiando el entorno de su vida, los problemas económicos, existenciales o tal vez maritales y otras rarezas que vendrán o quién sabe lo que viene si por ratos pareciera ser que todo tiene un doble efecto pero tengo la certeza que aquella mujer sabía como reponerse ante todos sus problemas y enfrentarlos de la mejor manera posible.


Por mi parte era otro verano de los muchos que pasaron que me parecían tan efímeros y otros tan largos pero éste era uno que nunca olvidaré, fue un verano de 1976 el primero de Enero en donde cientos de personas llegaron portando claveles rojos, llenaron la Plaza Grande ese instante nació la mujer ke siempre esperé junto al sol que iluminaba mi triste corazón que la espero hasta estar en descomposición pero que no llegó debe ser porque yo viví en una realidad inventiva y las líneas ke relato de aquella mujer fue la que tanto anhele pero que no la encontré dentro de mi destino ni tiempo……………………………………………………... -…..por eso le pido a la luna que alumbre su vida la mía hace ya tiempo que perdió el rumbo buscándola.